Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

¡Jóvenes, hijos del pueblo!

Hace 55 años, el Primero de Mayo de 1961, el entonces Primer Ministro Fidel Castro se dirigió a una representación de los cien mil alfabetizadores que marcharon por la entonces Plaza Cívica

Autor:

Luis Hernández Serrano

«Llevamos 14 horas y media de desfile… y los primeros que desfilaron en el día de hoy fueron precisamente los niños… los niños de la ciudad escolar Camilo Cienfuegos…  Y hemos visto desfilar por aquí a los pioneros con la sonrisa de la esperanza, la confianza y el cariño; hemos visto desfilar a los Jóvenes Rebeldes».

Lo dijo Fidel en la Plaza Cívica de La Habana, hoy Plaza de la Revolución José Martí, en el acto por el Primero de Mayo de 1961, hace justamente 55 años. Y ahora, cuando los maestros se disponen a encabezar los desfiles por el Día Internacional de los Trabajadores el próximo domingo, las ideas del líder de la Revolución  aquella noche toman mayor vigencia.

Fidel aclaró que precisamente un Primero de Mayo era un día de expresión de la queja y de la protesta de los trabajadores. Y a renglón seguido especificó que ya los obreros no tenían que implorar sus demandas a los oídos sordos de los gobernantes.

Al aludir a la nutrida representación estudiantil de los niños, adolescentes y jóvenes que integraban las Brigadas de Alfabetizadores Conrado Benítez, a los que vio pasar alegres y firmes ante la tribuna de la Plaza, se preguntó y se contestó él mismo: «¿De dónde vienen esas fuerzas y a dónde van esas fuerzas? Vienen del pueblo y van hacia el pueblo… Esos jóvenes sí son hijos del pueblo.

«Las escuelas, las profesiones universitarias, el arte, la cultura, los honores, no fueron jamás para los hijos de familias humildes de la ciudad o del campo… no fueron jamás para el campesino de las montañas apartadas, no fueron jamás para el joven pobre, blanco o negro, de nuestros campos y de nuestras ciudades… El arte, la cultura, las profesiones universitarias, las oportunidades en la vida, los honores y los vestidos elegantes, fueron solo privilegio de una insignificante minoría».

Dijo que el pueblo marchó en aquel día especial bajo la bandera del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, los maestros, los pedagogos, los empleados del Ministerio de esta rama. Y, al dirigirse nuevamente a los alfabetizadores, comentó que cuando veía un rostro feliz, cuando veía un rostro alegre o una sonrisa llena de esperanza en aquellos muchachos, y en los jóvenes en general, pensaba que cada sonrisa de hoy era como una flor sobre la tumba de los milicianos y de los soldados que cayeron en las arenas de Playa Girón.

Recordó Fidel que antes de la Revolución el 75 por ciento de los hijos de los obreros no tenía oportunidad de estudiar. Que la Revolución encontró más de 10 000 maestros sin aula, sin trabajo, e inmediatamente les dio empleo porque, por otro lado, había medio millón de niños que necesitaban escuelas.

Cincuenta y cinco años después de aquel discurso, siguiendo el ejemplo de aquellos alfabetizadores y las ideas de Fidel, el pueblo cubano marchará el Primero de Mayo por plazas y avenidas, para continuar defendiendo la inmensa obra revolucionaria.

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