Foto: Julio Martínez Molina Cienfuegos.— Considerado una leyenda en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Cultura, Francisco Valdés, conocido en Cienfuegos y Cuba como Pancho, ha recibido la mayoría de las distinciones existentes en el gremio y acumula una historia de cerca de un cuarto de siglo como vanguardia del sector.
—Tengo entendido que entras al arte por la vía de la radio.
—Yo trabajaba desde los años 50 en los carros de anuncio de mi tío Wenceslao Valdés, de Cienfuegos. En la vorágine diaria de esa labor me entero que están buscando operadores en Radio Circuito Sur, y entro a dicha emisora con solo trece años.
—¿Tuviste tu propia agencia de publicidad?
—Se llamó Publicidad Cuba. La fundé luego que dejara de trabajar con mi tío. Con el carro que compré para los anuncios fui para Girón a apoyar a nuestras fuerzas. Después entregué el vehículo y me giré hacia otros rumbos.
«Me incorporé al viceministerio de Industria a montar Motores Diesel, la primera fábrica de la Revolución en Cienfuegos. Luego participé en la construcción de la termoeléctrica: allí tuve un accidente que casi me hace perder la mano derecha.
—Se te reconoce a nivel nacional como el creador del primer foco cultural de Cuba.
—Sí, foco cultural se le llamaba antes a lo que hoy nombran proyecto de trabajo comunitario. El Proyecto Musical Infantil La Edad de Oro fue el primero de la Isla. Surgió gracias a los planes de la calle, en 1974. Es una empresa a la cual he dedicado mi vida, y se mantiene.
—¿Qué le ha permitido mantenerse durante tanto tiempo?
—Nuestro amor a la Patria, a los niños, y la consecuencia para con el principio de desarrollarla y fortalecerla por encima de todo. Ya son doce las generaciones que han pasado por la agrupación.
«Estos muchachos son mis hijos y hermanos; comparto con ellos como si fueran mi verdadera familia. Aquí no hay regaños, sino consejos. Y parece que algo ha funcionado, porque la mayoría son profesionales, hombres de bien que todavía continúan visitándonos a mi esposa Silvia y a mí.
«Que todos ellos te quieran como padre es algo muy grande; yo no tuve hijos, pero los tengo a ellos».
—El Contingente Juan Marinello, que presides aquí, hace años resulta sobresaliente a nivel de país. ¿Cómo lo logras?
—Lo logramos, querrás decir. Pues bien, quitándonos el factor peso de la cabeza, afirmando con el Che que el trabajo voluntario es la fuente mayor de riqueza que puede tener un hombre, donando el talento colectivo solo a cambio de la satisfacción del pueblo: ese es nuestro Contingente, que incorpora a buena parte de los creadores sureños.
—Has recorrido toda la gradación posible de las condecoraciones sindicales.
—La Réplica del Machete de Máximo Gómez, obtenida en 2005, me llenó de un gran orgullo. Tanto como el Sello del Laureado, conferido por el Ministro de Cultura por la obra de toda una vida; tampoco puedo obviar la Orden Lázaro Peña de Primer Grado, recibida el año anterior.
«Sin embargo, haber sido Vanguardia Nacional a través de 23 años es lo que más me reconforta. Y no por contar con una acumulación de elogios o cosa semejante, sino porque pienso que de cierta forma es una certeza de que mi entrega eterna a la cultura algún fruto rinde».