Noidel Ávila Pérez, vanguardia juvenil campesino de la CPA Raúl Garcés de Holguín. Foto: Amauris Betancourt HOLGUÍN.— No creo que el joven Noidel Ávila Pérez no haya continuado los pasos de su padre, aun cuando el oficio que eligió para escribir su vida no tenga que ver precisamente con los libros o los lápices. Nació en el corazón de la campiña holguinera, en Los Guabinos de San Andrés, hijo de un experimentado maestro rural y una ama de casa, pero dicen que su alma campesina tiró más al monte y se decidió por el laboreo de la tierra.
Con tan solo 34 años de edad, este joven agricultor se desempeña desde hace ya 13 octubres como presidente de la CPA Raúl Garcés, un colectivo Vanguardia Nacional de la ANAP durante cinco años consecutivos.
Recientemente fue reconocido, junto a otros colegas, por otro mérito no menos especial y del cual, sin embargo, reniega con humildad como estrictamente suyo: dirigir una de las Brigadas Juveniles Campesinas más destacadas de la provincia de Holguín y en la cual una avanzada de militantes de la UJC pone todo su empeño en producir alimentos para la población, sin dejar de pensar o comportarse como los jóvenes que son.
«Sin la juventud no tenemos producción ni Revolución. ¿Cómo se puede ser un joven de ahora, y no aportar al país todo lo que se puede?», afirma sin medias tintas Noidel, a la vez que define su convicción: «¡Donde haga falta, ahí hay que estar!».
Confiesa a JR que no es nada fácil «llevar los números» de la cooperativa ganadera que dirige, cuyas tierras no son precisamente de las mejores. Mucho menos tras los embates de una intensa sequía que, más que desdibujarse por estos días con el advenimiento de las lluvias, exige, por el contrario, de entrega y previsión superiores.
Pese a tales inclemencias, cientos de litros de leche y miles de quintales de viandas y hortalizas producidos en su entidad continúan abasteciendo sin falta los mercados de la ciudad cabecera provincial.
Y cuenta cómo a la escasez de recursos, instrumentos y hasta vestimenta, se le sumó la falta de precipitaciones. Llegaron a regar las plantas de yuca con pipas y latas a pie de surco. Tampoco a las reses les faltó agua para beber y hasta lograron incrementar los rendimientos por caballería, mientras algunas unidades vecinas veían descender sus indicadores de eficiencia.
Aglutinar a los jóvenes que integran la cooperativa o residen en la zona en apoyo a la producción, mediante la realización de trabajos voluntarios, actividades culturales, recreativas o político ideológicas, esa es la misión que corresponde a las Brigadas Juveniles Campesinas diseminadas por todo el archipiélago.
«Hoy todos los muchachos de nuestra brigada están incorporados al estudio o a la superación, pero además, organizamos lo mismo un viaje a la playa que una competencia de vaqueros», expresa con orgullo.
Por eso intuyo que Noidel, cual su progenitor, tiene mucho también de pedagogo. Porque aunque no haya sido precisamente con la tiza en la mano, no solo ha sabido brindar a los demás sus conocimientos, sino también, disfrutar de su cosecha.