Acuse de recibo
Al momento de escribirnos, el pinareño Humberto Aguilar Izquierdo y su familia llevaban 12 días sin servicio de agua en su domicilio. La queja, que salió aquí el 12 de marzo de este año, daba cuenta incluso de períodos mayores —hasta 20 días— de tuberías secas.
Según narraba el residente en el barrio industrial Siete Matas, s/n (frente a la fábrica de fósforos), en la urbe vueltabajera, las autoridades de Acueducto y Alcantarillado lo habían visitado en par de ocasiones para dar respuestas a quejas suyas, pero el abasto del líquido seguía presentando serias irregularidades.
Casi cinco meses después, el 9 de agosto, arribó a Acuse la contestación de María I. Domínguez Lozano, directora general de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Pinar del Río. En visita realizada al hogar del remitente —aclara la funcionaria— se pudo comprobar que el agua sí se suministra para esa barriada, pero existe un grupo de viviendas a las cuales no llega debido al estado crítico de una tubería de 75 mm, puente entre dichas moradas y la conductora cercana.
«En la visita se les mostró la relación de fechas y horarios en que se brindó el servicio en los últimos tres meses, teniendo en cuenta los argumentos del afectado, quien manifestó que desde noviembre existía una crítica situación (...), pero hubo vecinos que lo recibieron».
Detalla la Directora que en conversaciones sostenidas el año pasado con Humberto y su familia, este manifestó que recibía el agua mediante una manguera que le facilitaba una vecina, porque en el horario de servicio no había nadie en su domicilio por encontrarse en actividades laborales.
Añade que «en ocasiones anteriores también se revisaron tramos de la tubería de 75 mm, cuya condición se ha agravado pues es de hierro galvanizado y permanece casi expuesta en un terreno de cultivo».
La tubería se instaló con el objetivo de dar servicio a la lavandería ubicada en el reparto Vista Alegre, a la cual se conectaron la vivienda de Humberto y otras colindantes. Explica la funcionaria que no hubo consulta de estas conexiones con su entidad en el momento en que esos inmuebles fueron edificados. En esta situación hay otras 29 casas; «de ellas 19 de nueva ejecución y cinco que se entregan actualmente; algunas encima de la tubería de asbestocemento de 200 mm, ramal que se alimenta de la conductora de 500 mm», agregó.
Refiere además la directiva que el rebombeo que se ubicó en este lugar para mejorar la presión de agua en la ciudad y zonas periféricas debe parar una vez por semana para que las viviendas afectadas reciban el imprescindible líquido. Y aun así, no resulta suficiente por el deterioro ya mencionado de la tubería.
«Actualmente se realizan gestiones para mejorar la situación y, para ello, la Dirección de la unidad empresarial de base, de conjunto con la Dirección General de Acueducto decidieron (…) gestionar una nueva tubería con las conexiones hacia las viviendas, lo que debe ejecutarse tan pronto se adquieran los recursos».
La decisión —sostiene María I. Domínguez— fue comunicada a Humberto y los demás vecinos que atraviesan la misma situación, quienes agradecieron la atención brindada.
Agradezco la respuesta de la Directora General de Acueducto en el territorio vueltabajero, pero me gustaría apuntar ciertos elementos: si como indica la misiva se ha seguido construyendo en esa zona, aun cuando no existen las condiciones óptimas de conexión al servicio de agua, algo está fallando en la coordinación de las entidades constructoras y las autoridades de Acueducto.
No hay que desconocer que la necesidad de resolver el problema de la vivienda desborda a veces los procedimientos ideales para ejecutar obras. En todo caso, ante nuevas realidades habrá que dar, como pretende Acueducto, soluciones viables, pero también se requiere más responsabilidad de todos, entre ellos los constructores.
Por último, sé que comprometerse con una fecha de solución puede resultar un peligroso bumerán, pero dejar los arreglos en el indefinido terreno de «tan pronto se adquieran los recursos» también podría erigirse en un comodín para que los problemas sigan durmiendo el largo sueño de la sequía. Confiemos en que no suceda en este caso.