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¿La era de los invisibles?

Encontrar la capa de la invisibilidad, leer los pensamientos ajenos o escuchar el sonido de los colores están entre los grandes enigmas que la ciencia cada día intenta resolver

Autor:

Patricia Cáceres

Cuando en 1897 el escritor H. G. Wells escribió la famosa novela de ciencia ficción

he Invisible Man (El hombre invisible), probablemente no imaginó que poco más de un siglo después su historia estaría cerca de ser posible.

Y es que este fascinante tema no solo ha estimulado la imaginación de autores de libros como Harry Potter, o de creadores de taquilleras películas como El hombre sin sombra. Por el contrario, encontrar el modo de «desaparecer» frente a los ojos ajenos ha sido uno de las grandes enigmas que por mucho tiempo han intentado resolver los más brillantes cerebros de todo el mundo. Y parece que esta vez están a un paso más de lograrlo.

Según el diario New Journal of Physics, un equipo de investigadores de la Universidad de Austin, en Texas, Estados Unidos, logró ocultar un tubo cilíndrico de 18 centímetros en un rayo de microondas, gracias a un método conocido como «encubrimiento plasmónico».

Lo novedoso del hallazgo es que —a diferencia de experimentos anteriores, que hasta ahora se habían limitado a hacer desaparecer objetos bidimensionales en ensayos de laboratorio—, por vez primera es posible conseguir que un objeto ordinario tridimensional, ubicado al aire libre, pueda desaparecer desde cualquier posición en que se observe.

Según BBC Mundo, algunos de los avances más recientes en el campo del camuflaje se basan en una especie de «alfombra de cobertura». En otras palabras, el objeto es revestido con metamateriales, que no son más que materiales modificados artificialmente para que tengan propiedades que no pueden ser encontradas en la naturaleza.

Estas modificaciones les permiten canalizar la luz de formas inusuales, por lo que tienen la capacidad de curvar la luz alrededor de los objetos, usando estructuras cuidadosamente diseñadas para dar la sensación de que no están.

Cuando un rayo de luz incide sobre un objeto cualquiera, rebota sobre él en distintas direcciones. Precisamente, lo que permite que veamos ese objeto es que la luz rebota hacia nuestros ojos. Pero el nuevo estudio de la Universidad de Austin utiliza un material artificial diferente, denominado metamaterial plasmónico, que hace que la luz se comporte de otra forma.

Así lo explicó a BBC Mundo el profesor Andrea Alu, científico del Departamento de Ingeniería Eléctrica e Informática de la Universidad de Austin, quien afirma que cuando los campos de dispersión de una capa plasmónica interfieren con los del objeto que se quiere volver invisible, se anulan mutuamente, consiguiendo un efecto de transparencia total.

«Usamos una armazón o estructura que dispersa la luz por sí sola; pero lo interesante es que si combinas esta armazón con el objeto al que está cubriendo, los efectos de ambos se complementan y el objeto se hace invisible», puntualizó el especialista.

La armazón de material plasmónico es, en esencia, un negativo fotográfico del objeto cubierto, una representación de su opuesto. Por ello, la cobertura debe ser adaptada al objeto que va a cubrir, y sería imposible usar el mismo armazón para dos objetos distintos, añadió.

Una de las ventajas de la técnica del ocultamiento plasmónico —aseguró el profesor— es su robustez, superior a la de las capas convencionales basadas en metamateriales transformados no homogéneos.

«Eso hace que nuestro experimento sea mucho más resistente a cualquier posible imperfección, lo que resulta especialmente importante cuando se quiere ocultar un objeto tridimensional al aire libre».

Hasta el momento la técnica solo ha permitido desaparecer un cilindro de 18 centímetros de largo en el rango de las microondas, que son las que tienen entre un milímetro y un metro de longitud de onda, pero que están fuera del espectro visible.

Aunque hacer desaparecer objetos ante los ojos humanos todavía parece ser un sueño, el profesor Alu aseguró que se continuarán dando pasos en esa dirección.

No obstante, el nuevo descubrimiento podría tener sus primeras aplicaciones en microscopios de alta resolución, para conseguir una mejor imagen de ondas muy pequeñas.

«Hay aún mucho trabajo que hacer. Nuestro objetivo era demostrar que esta técnica plasmónica puede reducir la dispersión de la luz de un objeto en un espacio abierto», dijo el investigador.

«Si tuviese que apostar, diría que en cinco años esta va a ser la técnica plasmónica usada para aplicaciones prácticas», concluyó.

Más cerca de leer las mentes

Un equipo de investigadores de la Universidad de California, Berkeley, al parecer logró descodificar la actividad eléctrica cerebral de las personas, para poder «escuchar» sus pensamientos.

El estudio, publicado en la revista PLoS Biology, se centró en analizar un área del lóbulo temporal llamada circunvolución temporal superior o STG, la cual permite que percibamos y entendamos el sentido de los sonidos.

Los científicos monitorearon las ondas cerebrales en la STG de 15 pacientes que estaban siendo sometidos a cirugía por epilepsia o tumores, y que durante el proceso de operación fueron expuestos a escuchar palabras y oraciones emitidas desde distintos altavoces.

El experimento consistía, precisamente, en desenredar el mar de señales eléctricas que el audio provocaba en sus regiones de la STG. Para ello utilizaron un modelo computacional que ayudó a mapear qué partes del cerebro y con qué rapidez se activaban.

Cuando posteriormente se les presentó a los pacientes un grupo de palabras que debían pensar, los científicos, incluso, pudieron adivinar algunas, convirtiendo las ondas cerebrales que veían y basándose en el significado que sugería el modelo computacional, según las ondas.

De acuerdo con el profesor Robert Knight, el neurocientífico que dirigió el estudio, eventualmente esperan poder desarrollar un dispositivo o prótesis para poder comprender a personas con trastornos del habla.

«El paciente nos daría ese dato y el dispositivo podría descifrar esas palabras» explicó el científico. No obstante, todavía faltan por desarrollar más investigaciones que nos lleven en esa dirección, puntualizó.

Los colores tienen música

El joven londinense Neil Harbisson recientemente fue el centro de atención de medios de prensa de todo el mundo, por ser el primer ciborg (ciberorganismo) en ser reconocido por un Gobierno británico.

Al cumplir 11 años de edad le diagnosticaron acromatopsia o monocronismo, que provocó que solo pudiese ver el mundo en blanco, negro y gris. Sin embargo, ahora vive con un artilugio pegado a su cabeza que le permite escuchar los colores.

En una entrevista concedida a BBC Mundo, Neil explicó que a través de la historia han existido personas que han relacionado al color con el sonido.

«Cada frecuencia puede relacionarse con un color, así que si todos pudiéramos escuchar la frecuencia del color rojo, por ejemplo, oiríamos una nota entre Fa y Fa sostenido menor. Y esto sucede con todos los colores.

«Cuando fui a la universidad, asistí a una conferencia de cibernética y fue entonces que hablé con Adam Montandon (experto en arte y tecnología digital) sobre el tema. Me dijo que creía que podíamos hacer algo para que yo pudiera percibir el color», comentó.

Según el joven, el dispositivo confeccionado es muy sencillo. Consta de una cámara web, una especie de computadora, unos audífonos, y de un programa que transforma las ondas de luz en ondas de sonido.

«El aparato ha evolucionado y se ha convertido en parte de mi cuerpo. Me di cuenta que lo estaba utilizando las 24 horas del día. De repente me compenetré de tal manera con él que no distinguía entre lo que me estaba diciendo el software y lo que me estaba diciendo mi cerebro. Lo he tenido pegado desde 2004».

Neil Harbisson, quien paradójicamente estudia arte, confesó que al principio sufría de fuertes dolores de cabeza por el sonido constante. «Todo el tiempo me entraba información. No anticipé que había tanto color en el mundo. Pero después de cinco semanas mi cerebro se adaptó y ahora me parece completamente normal. Es igual que la gente que ve color: están completamente acostumbrados y no sienten de repente que quieren ver en blanco y negro por un rato».

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