Wirtland se presenta desde 2008 como una «nación» surgida en la Red de redes, aunque bien podría ser un engaño colosal
Muchas veces he afirmado en esta sección algo que todos sabemos: Internet ha cambiado al mundo para siempre. Si bien las transformaciones asociadas a esta tecnología se suscitan en diversos planos, el asunto de este jueves, paradójicamente, es singular, pero no nuevo.
Se trata de Wirtland, la primera nación autoproclamada que solo existe en la Red de redes. No tiene fronteras físicas porque se basa en la web, aunque sí dispone de gobierno, moneda, bandera, himno y otras cuestiones como en los países «de verdad».
Este autoproclamado país se fundó el 14 de agosto de 2008 como una iniciativa pública, y cuando se busca en la web actualmente aparecen alrededor de 12 600 resultados, según Google. Para llegar a él no hace falta un medio de transporte. Basta teclear en un navegador www.wirtland.com.
Wirtland entra en la categoría de micronación, término que se utiliza para los Estados autodeclarados, pero no reconocidos como entidades independientes por convención y organización alguna, especialmente la ONU.
Sus creadores indican en su web que si bien el reconocimiento por otros Estados o la ONU es importante, no es indispensable. Para ello se basan en el artículo 3 de la Convención de Montevideo sobre deberes y derechos de los Estados, el cual plantea que para ser soberano, un país necesita población permanente, gobierno, capacidad para establecer relaciones diplomáticas y territorio definido.
Wirtland cumple tres de estos requisitos y alega que muchos de los Estados autoproclamados que hoy existen tampoco son reconocidos por la ONU, lo cual pone en entredicho, en su criterio, la mencionada Convención de Montevideo.
Al mismo tiempo, señalan que la Orden de Malta es un caso precedente registrado internacionalmente como soberano. Esta orden religiosa católica es reconocida como sujeto de Derecho Internacional y mantiene relaciones diplomáticas con 101 países, pese a no poseer territorio propio.
En ese sentido, afirma la web oficial de Wirtland que si bien el reconocimiento político no es indispensable, están en disposición de establecer relaciones pacíficas con todos los Estados del mundo. Al mismo tiempo, tampoco abandonan la idea de obtener un trozo de tierra en nuestro planeta.
El caso de Wirtland es singular porque resulta el primer Estado autoproclamado que busca existir en Internet. Además de dar a todos la posibilidad de ser un ciudadano de esta pretendida nación, los gobernantes afirman que buscan adquirir tierra propia.
Un documento fechado el 11 de enero de 2010 se refiere a una propuesta de Wirtland al Gobierno de la República de Nauru —Estado de Micronesia ubicado en el Océano Pacífico—, para adquirir un pedazo de sus 21,3 kilómetros cuadrados de superficie.
Su interés en esta transacción, afirma el texto, era obtener un trozo de tierra palpable para cumplir con la cuarta condición de la citada Convención de Montevideo.
Aunque no lo lograron, en la web de Wirtland aparecen otros intentos de comprar tierras en naciones de varios continentes. La búsqueda se dirige a lugares abandonados, como antiguas minas o porciones de tierra que nadie habita y están en desuso.
¿Tiene Wirtland un gobierno? Esta nación virtual asegura ser gobernada por un canciller llamado Christopher Luengo y aspira a convertirse en una «democracia parlamentaria» una vez alcanzados los requisitos partidistas. Cuenta hoy con una agrupación política, el Partido Global Antiguerra.
Hasta el 1ro. de diciembre de 2014 sumaba 5 140 «ciudadanos», a los que dan el gentilicio de «witizens». Pero, un momento, ¿ciudadanos? Sí, Wirtland otorga ciudadanía por su cuenta y expide un carné de identidad a quienes así lo deseen, siempre y cuando sean mayores de 18 años.
El texto en línea destinado a explicar el proceso para ser ciudadano de este país virtual detalla que los aspirantes «aplican» mediante un formulario electrónico que enviarán a vuelta de correo digital, para recibir luego su identidad sin son aceptados (supongo que por las «autoridades» de esta singular iniciativa).
A ello se agrega la posibilidad de contar con una identidad real, certificada por un carné, el cual cuesta 55 dólares, indica la web de Wirtland.
Acaso como una forma de ganar notoriedad y quizá por simpatía o identificación con sus causas, ya hay dos «witizens» muy famosos a los que Wirtland concedió la ciudadanía expedita.
Uno es el australiano Julian Assange, fundador de Wikileaks y actualmente refugiado en la Embajada de Ecuador en Londres, bajo amenaza de ser extraditado a Suecia o Estados Unidos tras los escándalos desatados por su portal, en los que expone crímenes de guerra y otras cuestiones punzantes.
El otro es también un perseguido por Estados Unidos, Edward Snowden, quien vive en Rusia luego de revelar los planes masivos de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional norteamericana.
Otra cuestión acerca de este fenómeno es cómo replica las condiciones de las sociedades del mundo físico. Wirtland basa su economía en los servicios electrónicos con beneficios para el «Estado y sus ciudadanos», y aquí es donde el tema huele a podrido.
Por ejemplo, ya disponen de una moneda propia, la primera de su tipo emitida por un país virtual.
Sin embargo, no es el acostumbrado «menudo» que cada día manejamos. Representada por una grulla, se acuña en oro de 24 quilates o en plata, y tiene un precio de 135 dólares estadounidenses. A saber, esta moneda ha adquirido un valor coleccionable y representa ganancias para Wirtland.
Otro servicio de este país virtual es el de salud, a través de un supuesto centro médico en línea. Si el usuario necesita servicios médicos, ofrece una lista de especialistas que pueden ser contactados vía web, mientras incitan a profesionales del ramo a colaborar con ellos.
Una fuente de ingresos adicional es el servicio de alojamiento de páginas web, también disponible desde Wirtland. Los usuarios pueden aplicar de forma gratuita y obtener beneficios con otras características que son de pago.
Son solo unos ejemplos de cómo los creadores de esta nación virtual pretenden ser sustentables. A fin de cuentas, para existir en Internet tienen que pagar, al menos, el hospedaje.
A pesar de ser única en el ciberespacio, Wirtland no es la primera micronación de la historia. En el mundo físico han existido múltiples proclamaciones unilaterales para el surgimiento de Estados independientes, muchos de los cuales no han sido tomados en serio.
Lo más preocupante de Wirtland, en todo caso, es que desde 2014 no registra actualización alguna en su web. Con tantas iniciativas de pago de por medio —monedas, médicos, hospedaje web, etc—, ¿sus creadores realmente creían en fundar una nación binaria o es este un gran montaje de timadores que buscan dinero fácil?