En primer plano, Liliana Felipe. Detrás Jesusa Rodríguez.
No son para nada desconocidas en Cuba la mexicana Jesusa Rodríguez y la argentina Liliana Felipe, aunque quizá a los amantes de puestas en escenas innovadoras y contemporáneas que sean capaces de «amarrar» de un tirón los espectadores a sus butacas, les diga mucho más Las Patronas, nombre con el cual las versátiles actrices decidieron bautizar este magnífico proyecto teatral que se presentará hoy y mañana, a las 8:30 p.m., en la sala Hubert de Blanck, como parte del programa artístico de la XVI Feria Internacional del Libro (FIL).Y decía que eran bien conocidas, porque desde que descubrieron esta tierra para participar en el Mayo Teatral de 2004, su aplaudida obra Arquetipas fue distinguida con el importante Premio Villanueva, al ser seleccionado como el mejor espectáculo extranjero presentado en escenarios cubanos ese año.
De ese encuentro inicial Jesusa y Liliana quedaron completamente impresionadas, según confesó a Juventud Rebelde la primera, quien es actriz y directora teatral: «Fue casi como un bautizo estar en esta realidad tan única y ver con nuestros propios ojos una verdadera opción de vida que debería ser el camino a seguir por la humanidad».
A diferencia de Arquetipas, en que la Rodríguez y la Felipe acudieron a la farsa para realizar su propia lectura del concepto de arquetipo, ahora abordan en Maíz, una tragedia: «Nos centramos en algo verdaderamente grave: el peligro revolotea como ave de mal agüero sobre el maíz. Y todo por la irresponsable y abierta experimentación con transgénicos que han contaminado distintos estados de la República Mexicana, desconociéndose las leyes internacionales. Ese es el caso de una transnacional dañina como Monsanto, responsable del gas mostaza, por ejemplo, y que es dueña del 90 por ciento de los transgénicos en el mundo. Y eso representa un gran problema para nuestros maíces criollos. Eso por una parte, y por otra está el hecho de que se ha elevado el costo de esta, la primera gramínea en el mundo, al ser utilizada como combustible, lo que ha encarecido la tortilla, el alimento básico de mi pueblo.
«En nuestros ritos se dice que el maíz guarda la esencia de la humanidad, la preservación de la naturaleza y de la especie humana. Por ese motivo, estamos viajando a distintos países para presentar esta pieza y, a través del arte, denunciar, dar un grito de alerta. Porque si se extingue o queda en mano de la transnacional creadora de algo tan terrible como la semilla suicida —no se reproduce al año siguiente—, si ella se sale con la suya, entonces sí la humanidad tiene sus días contados».
Por quienes todavía no han sido testigo del increíble quehacer artístico de Las Patronas o por aquellos que añoran repetir el asombro, habría que agradecerle a la XVI Feria Internacional del Libro la presencia de estas reconocidas artistas latinoamericanas en La Habana. Lo más bonito es que en principio decidieron darse un salto para acompañar a una escritora excepcional: Elena Poniatowska, lo que se unió a los deseos de volver a visitar la Isla. «Eran dos regalos que no podíamos rechazar, dice Liliana. Así que decidimos traer en principio un espectáculo de diez minutos como parte de la presentación del libro Tinísima, este sábado, a las 4:00 p.m., en la sala Nicolás Guillén, de La Cabaña». «Y nos dijimos, agrega Jesusa: Bueno, si vamos a Cuba, ¿por qué no llevamos el Maíz...?».
Se trata de un espectáculo prácticamente, guiado por ocho canciones interpretadas por Liliana al piano, comenta Jesusa, mientras en una reseña se escribe: «Arriesgada y contestataria puesta en escena. Poemas, símbolos, gestos y palabras cargadas de fuerte expresión se suman a este osado rito escénico contemporáneo, con elementos prehispánicos. La imponente Jesusa Rodríguez, con un taparrabos y una máscara verde, inicia un viaje por debajo del mundo reinterpretando el antiguo mito de los hombres del maíz, y regresa a la superficie de la tierra donde reinan la amenaza y la muerte. (...) Es un canto de protesta desde la voz del arte, porque el maíz es el grano sagrado, fruto y alimento de la diversidad cultural mexicana».
Desde hace 26 años, Liliana y Jesusa están juntas. De esa enriquecedora unión estarán dialogando también en Casa de las Américas, «donde vamos a contar nuestra historia y de la teatralidad de nuestro concepto del cabaret», enfatiza la músico argentina.
Solo resta, entonces, invitarlos a disfrutar de Maíz, oportunidad única de compartir con Liliana y Jesusa, quien se empeña en comparar su amado teatro con Cuba, «porque este hermoso país tiene eso de reciclar, de tomar para rehacer, de la basura, el arte; de lo que quede, la creación, algo completamente diferente a lo que sucede con el cine, el cual, como el mundo capitalista, gasta millones y tira, para luego ver tan poco. Por eso, para mí, Cuba es como el teatro; y el resto del mundo, como el cine».