El examen físico previo a la inyección es muy riguroso por parte de nuestros médicos. Autor: Pablo Massip Publicado: 06/09/2021 | 10:44 pm
«Todos debemos vacunarnos, así estaremos un poco más protegidos sin que eso signifique que nos quitemos el nasobuco y no hagamos todo lo demás que debemos hacer. Deseaba vacunarme ya, porque cuando el ciclo de dosis termine, podremos regresar a las clases en las escuelas. Lo necesito, lo quiero después de tanto tiempo en casa y de alguna manera estaré un poco más segura».
Lo dice Yeny Laura Serra Llanes, estudiante de 12mo. grado del preuniversitario capitalino Saúl Delgado, quien como otros alumnos de su centro de estudios —o del 3er. año de la Enseñanza Técnica y Profesional, así como 3er. y 4to. año de formación Pedagógica—, integró el primer grupo de la población pediátrica del país que el pasado 3 de septiembre recibió su primera dosis de la vacuna Abdala.
Sus ansias de volver a las aulas y su convencimiento de la urgencia de mantener el autocuidado y la responsabilidad colectiva me hizo pensar que Cuba no solo es el primer país del mundo en inmunizar a su población desde los dos años de edad con producto propio, sino que además exhibe una cultura inigualable de sus habitantes en torno a la enfermedad sin que ello signifique que, en algunos casos, se violen las normas higiénicas establecidas.
«Es importante que nos vacunemos y que vigilemos a nuestra familia, porque aunque todos estemos vacunados podemos enfermarnos y contagiar a los demás, y no siempre, ya se sabe, podemos salir ilesos. Alguien puede complicarse», afirmó.
Como aseguró recientemente José Angel Portal Miranda, ministro de Salud Pública, es necesario «alcanzar altas coberturas de vacunación y con ello tener un impacto significativo en disminuir la transmisión del SARS-CoV-2; y esto solo será posible si, al igual que a los adultos, se vacuna también a la población pediátrica», teniendo en cuenta que las complicaciones asociadas a la COVID-19 se han presentado en todas las edades.
Al mismo tiempo es una preocupación del Ministro y de todos los profesionales de la salud el incremento de los contagiados en los menores lo cual evidencia baja percepción de riesgo de ellos y sus familiares.
«Entre los más pequeños existen formas leves y moderadas de la enfermedad, con síntomas parecidos a los que se manifiestan en adultos, como son fiebre, diarrea, malestar general, así como trastornos del gusto y del olfato.
«Se ha observado, además, una forma de enfermedad grave conocida como síndrome inflamatorio multisistémico infantil, que puede provocar hasta el fallecimiento, sin contar las secuelas terribles que la dolencia puede dejar en ellos, incluso, desde el punto de vista sicológico», advirtió Portal Miranda.
Por eso, la Mayor de las Antillas protege a los más pequeños. Y para ello también se emplea la vacuna Soberana 02, tras la autorización del Centro para el Control Estatal de Medicamentos, Equipos y Dispositivos Médicos para su uso de emergencia. Desde ayer también los de 12 a 18 años, y después del 15 de este propio mes los de dos a 11 años, reciben este inmunógeno que, igual que Abdala, está avalado por los satisfactorios resultados de los ensayos clínicos. Como dijo el Presidente en la red social Twitter, en Cuba «se vacuna el futuro».
Realidad que se agradece
La vacunación representa una garantía para regresar pronto a las aulas. Foto: Abel Rojas Barallobre.
La familia cubana agradece que puedan ser vacunados sus niños y adolescentes. Lo ratifican las madres Virginia Fernández de Cabo y Yamila Leyva García, quienes acompañaban a sus hijos al vacunatorio organizado en el mencionado centro de la enseñanza media, situado en 25, entre C y D, en el Vedado habanero.
Sus hijos, Alejandro Enrique Guerrero y Alejandro Primicigali, esperaban ansiosos el turno para el examen físico previo a la inyección. «Ya era hora», dijo Alejandro Enrique, aspirante a estudiar Medicina o Microbiología.
En el mismo pasillo de la espera, Alejandro Ledesma Amador confiesa que desea con fuerzas que amanezca un día en el que no se reporten más enfermos ni muertos. «Es triste; ya la vida no es igual que antes. La vacuna, al menos, ayuda un poco a volver a nuestra vida normal, aunque que tengamos que seguir cuidándonos».
Las enfermeras y doctoras del vacunatorio mostraron extraordinaria profesionalidad en el trato a los muchachos y muchachas, y a sus familiares, explicándoles al detalle los posibles síntomas de una reacción al fármaco. También la importancia de cumplir luego de la inyección con la hora posterior de estancia en el centro, para ser vigilados, y la necesidad de informar sobre cualquier sensación de malestar en las próximas horas, una vez que vuelvan a sus casas.
Las estudiantes de 5to. año de Medicina Andrea Lluesma Ricardo y Amanda Fernández González apoyan esa misión. Ellas, desde el inicio, han participado en las pesquisas, en la supervisión domiciliaria, en el aseguramiento, en el apoyo a la organización de los procesos de vacunación en todas las edades… «Es parte de lo que queremos hacer en nuestras vidas… Hay que irse preparando como futuros médicos que seremos», coincidieron.
La especialista en Medicina General Integral Martha Beatriz Díaz Dehesa, directora del policlínico universitario Héroes del Moncada, aseguró que la inmunización de la población pediátrica, tal y como ha sucedido en otros grupos poblacionales, ha sido cuidadosamente analizada, rigurosamente evaluada y organizada de manera escalonada, para garantizar su óptimo desarrollo.
«Los consultorios del médico de la familia deben dispensarizar a su población y a partir de los criterios de exclusión, informar del cronograma de vacunación. En el caso de los menores de edad, la alianza con el Ministerio de Educación y de Educación Superior ha sido estratégica para garantizar la vacunación sin exponerlos al riesgo del traslado intermunicipal, sino según su lugar de residencia.
«Por ejemplo, el área de salud que atiende Héroes del Moncada comprende a 22 763 personas y posee centros de estudio de todos los niveles de enseñanza. Los alumnos de cada uno son vacunados en el área, pero también se incluyen los estudiantes de escuelas provinciales como pueden ser la vocacional Lenin, la Escuela Nacional de Arte, las de Deporte, para evitar movimientos de un territorio a otro».
Díaz Dehesa ponderó la oportunidad que han tenido los trabajadores y estudiantes de Ciencias Médicas vinculados a esta institución de la atención primaria de salud, pues «hemos participado en la intervención poblacional con los candidatos vacunales, el ensayo clínico fase tres de Soberana Plus, y todo ello sin dejar de prestar nuestros servicios en las consultas y áreas generales y especializadas, así como el seguimiento de los programas como el Materno-Infantil, el de las Enfermedades Crónicas no Transmisibles (ECNT) y el del Adulto Mayor, entre otros».
Hoy la mayor parte de su población está vacunada y solo han quedado los alérgicos al timerosal, los pacientes oncológicos sin aval de su médico especialista, aquellos que han desarrollado procesos infecciosos, los que presentan alguna ECNT, y quienes estuvieron en el exterior y deben incorporarse al esquema de vacunación paulatinamente, precisó la doctora, quien aseguró que están a punto de concluir la vacunación en gestantes y lactantes.
«Lo más importante que la población debe saber es que no solo la vacuna nos garantizará estar protegidos de la COVID-19, sino nuestro comportamiento responsable, disciplinado y consciente de la dimensión del daño que puede ocasionar esa enfermedad. La vacuna nos protege, pero no nos exonera de contagiarnos, y siempre que respetemos las normas higiénicas establecidas será menor el riesgo».