L.G.: Hace varios meses comencé una relación con un muchacho. Fue amor a primera vista. En tres días comenzamos una relación hermosa, llena de amor y confianza. Al cabo de cuatro meses llegó a verme pero para pedir un tiempo porque estaba muy confundido. Yo solo le dije que lo pensara antes de irse; él se fue llorando. A los pocos días dio positiva una prueba de embarazo. Cuando lo supo, solo preguntó qué quería hacer. Yo tendré este bebé, que es un milagro según los médicos. Él no ha querido aceptar que ambos cometimos un error al no protegernos cada vez que hicimos el amor. Tengo 18 años.
Los amores a primera vista tienen la virtud de realizar nuestras fantasías más íntimas. Por eso bien vale su disfrute. Sin embargo, luego de vivir con tanta intensidad es preciso detenerse a tratar de comprender lo sucedido, para luego proyectar el futuro. Aún podrías conversar con tu compañero, quien tampoco mostró razones más allá de sus lágrimas y perplejidad. Quizá todavía tienen oportunidades de realizar su historia de amor.
Sin embargo, este hijo milagroso para los médicos que bien decides recibir va más allá del desenlace de ustedes como pareja, es un regalo de la pasión, pero también un compromiso cuya repercusión es incalculable. Por eso, también te exhorto a reflexionar en este otro evento como una decisión personal que podría contar o no con la presencia del padre.
La protección constante y eficaz contra infecciones transmisibles sexualmente o embarazos no deseados deberá ser implementada en el futuro. Ahora, son otros tus desafíos. No dudes en buscar la ayuda especializada si lo sientes necesario.