R. L.: En algún momento tuve una relación que iba muy bien hasta comenzar con una disfunción eréctil después de estar en medio del acto, acabándose todo el placer que deseábamos. Ella pensó que había dejado de gustarme cuando en verdad era lo contrario. Luego tuve otras relaciones sin problemas, hasta llegar a esta, que no quisiera perder, pero vuelvo a caer en lo mismo sin saber porqué. Acepto sugerencias o consejos.
Vale aclarar que durante el acto amoroso suelen alternarse momentos de mayor y menor excitación hasta su desenlace. En tu mensaje destacas que tu erección languidece en medio de un acto prometedor de placer, pero no con otras mujeres. Por ahora no sabes qué te lleva a inhibirte así. Esto ha de tener alguna relación con tu historia, pero no es posible adivinarlo a través de estas líneas.
Te sugerimos consultar a un profesional de la psicología que te inspire confianza. No está el órgano viril en problemas. Él solo expresa que algo te saca del acto, sin saber cómo arreglártelas de un modo mejor. Inhibiciones como estas aparecen ante la vulnerabilidad que sienten los enamorados, la dificultad para ubicar en una misma mujer amor y goce sin degradarla o elevarla en exceso, o ante la imposibilidad de continuar deseando lo alcanzado después haberlo procurado mucho tiempo.
Amar permite disfrutar del placer posible gracias a la aceptación de nuestra vulnerabilidad y límites, la creencia en el otro y la apuesta por el deseo personal sin garantías. Difícil sí; imposible no.