En el Centro Oftalmológico del Hospital Provincial Antonio Luaces Iraola, único de su tipo en el territorio avileño, se brinda atención a los pacientes con el uso de las últimas tecnologías de la especialidad
CIEGO DE ÁVILA.— Solo se descubre un ojo. Una voz dice: «Tenga calma, todo saldrá bien». Sobre la mesa de operaciones hay un hombre acostado. Apenas se mueve y en cada mano sostiene unas pelotas de goma. Una ligera presión sobre ellas indica un ejercicio de relajación. Su rostro no se percibe. Un paño inmenso, de color verde, lo cubre por completo. Únicamente se puede ver el ojo izquierdo.
Un brillo intenso cubre el glóbulo y sobre él la doctora percibe sus detalles más diminutos por un microscopio. A su lado dos enfermas observan la operación bajo el exímer láser a través de un monitor de alta resolución. Los vestidos del personal médico, el frío del aire acondicionado, incluso hasta la música instrumental le otorgan al salón un aire de película de ciencia ficción.
¿Dónde están las sábanas manchadas de sangre y los equipos de revitalización con su sonido insistente? El asombro también surge al recordar la advertencia de una de las enfermas: el paciente regresará a su casa poco después de concluida la operación. ¿Y el ojo? La enfermera se ríe: «Estará bien —y acota—: si cumple las reglas, por supuesto».
A uno no le queda más remedio que pensar en 2001: Odisea del espacio y los desafueros imaginativos de su director, Stanley Kubrick, en un escenario tan estilizado, con luces tan brillantes sobre un blanco de sueños. Apenas por un segundo cualquiera puede pensar que aparecerá la voz de una computadora. ¿Lo hará?
No lo hará. Porque la escena que se desarrolla ante nuestros ojos no pertenece a una película de ciencia ficción, pese a que tantos objetos electrónicos nos la trae al recuerdo. Es una realidad, que transcurre en el Centro Oftalmológico del Hospital Provincial Antonio Luaces Iraola de Ciego de Ávila.
Inaugurada el 2 de diciembre de 2008, en la institución se han atendido hasta la fecha a más de 46 000 pacientes en consultas externas y sus especialistas han efectuado 7 243 cirugías, incluidos dos trasplantes de córneas realizados el pasado año por primera vez en la historia de la provincia avileña.
«La apertura significó un cambio total en los servicios oftalmológicos en la provincia. No solo por las posibilidades de atender las dolencias de la vista con tecnología de avanzada. También se ha profundizado en los estudios de las distintas ramas de la Oftalmología», explica la doctora María Eufemia Padrón Pereira, su directora.
Las investigaciones permitieron presentar cerca de 50 investigaciones en el Fórum de Ciencia y Técnica del Antonio Luaces Iraola. De ellas siete resultaron premio y una alcanzó el Premio Anual del Concurso Provincial de Salud, además de un grupo importante de su personal vinculado a la docencia.
Sin embargo, el impacto del Centro posee aristas más visibles. Antes los pacientes del territorio, con diagnóstico de cirugías complejas, tenían que ser remitidos a La Habana u otras provincias. Las molestias y el costo familiar del viaje se convertían en un elemento más dentro de las incertidumbres del padecimiento de salud. Todo ese panorama cambió con el Centro.
Ahora el equipamiento instalado y la preparación del personal posibilitan las cirugías con exímer láser, además del tratamiento con ese tipo de rayo en pacientes diabéticos, aquejados con dolencias en la retina y glaucoma, entre otras dolencias.
Entre las novedades del Centro Oftalmológico se encuentra la operación de cataratas mediante la técnica de facoemulsión, un nuevo procedimiento que permite efectuar incisiones milimétricas en la córnea, eliminar el cristalino dañado y sustituirlo por un lente intraocular.
«Es una técnica que permite eliminar una de las afectaciones más presentes en la vista, sobre todo en poblaciones con fuerte tendencia al envejecimiento, que es donde más aparece este tipo de dolencia», expresa el doctor Francisco Santos Pérez, del servicio de cataratas.
De acuerdo con el especialista, una cirugía con ese tipo de técnica rondaría los 3 000 dólares para un paciente en países del primer mundo, incluidas las consultas y análisis previo a la intervención. Para Santos Pérez este procedimiento disminuye de manera significativa el tiempo quirúrgico y aumenta las posibilidades de rápida recuperación.
No obstante, la visión preventiva en el cuidado de los ojos se encuentra presente, y ello salta con mucho énfasis en la consulta de Retina, un departamento que debe enfrentar situaciones complicadas en la dolencia de los glóbulos oculares. Allí asisten numerosos pacientes con la diabetes como enfermedad de base.
«Es muy importante que toda persona con miopía se examine sus ojos aunque sea una vez al año. Eso evitaría muchos dolores de cabeza en el futuro con situaciones como el desprendimiento de retina», enfatiza la doctora Naysa Padierne González.
Esa labor preventiva forma parte de las acciones del Centro y de sus líneas de investigación para el control de males asociados a la diabetes. Para ello se trabaja de conjunto con otras instituciones. Sin embargo lo fundamental son las medidas preventivas.
La doctora Padierne, junto con su colega Yaumara Román Pereira, insisten en que en un país tropical como el nuestro es recomendable el uso de espejuelos oscuros y la no sobreexposición al sol. También el manejo de una dieta adecuada y sobre todo la ingestión de vitaminas A, C y E por su carácter antioxidante. No obstante el último consejo puede parecer repetitivo aunque nunca deja de tener su validez.
«Dejar de fumar y beber —añaden—. Esos dos hábitos repercuten también en la vista. Casi siempre lo hacen de una forma callada. Afectan muchos órganos y los ojos no están ajenos a ellos. Quien no fuma ni bebe tendrá la garantía de evitarse muchos dolores de cabeza con su retina. Al final es lo mejor».