EL lunes comienzan las clases y la maestra no irá al aula.
El tema de hoy pudiera parecer raro a algunos lectores. Tal vez lo consideren de escasa relevancia ante otros asuntos de índole más tangible, de mayor influencia en la cotidianidad. Respeto ese criterio. Pero como la columna está a mi nombre —y excusen la presunción— voy a comentar la carta de una lectora de Pinar del Río, cuyo nombre y dirección no cito, porque ella lo pide con humildad, como con humildad se queja del uso peyorativo que del gentilicio pinareño hace la prosa de esquina, incluso la presuntamente más elaborada expresión televisiva.
Ishaqi fue otra masacre. Foto: AP
Pensé disponer de dos horas apacibles, dedicadas a la lectura. Estaba a bordo de un ómnibus de ASTRO, de esos flamantes Yutong chinos, de cómodos asientos y aire acondicionado, que hacen del viaje un verdadero placer. Regresaba de Pinar del Río a La Habana.
Se trata de una madeja de sucesos bien explotada por algunos titulares, y tras los cuales no sería fantasmagórico vislumbrar el deseo de enredar la situación, justo cuando Bolivia está en la coyuntura decisiva que marca la Asamblea Constituyente.
Hace varios años, en otro de esos estíos asfixiantes y nerviosos, una colega hiló párrafos de asombro en estas páginas, cuyo título pudo haber sido «Cerrado por vacaciones».
La empresaria española de la película había llegado a Cuba en busca de esos músicos geniales que aquí se dan como el marabú, pero que no gozan del favor de la difusión radial y televisiva. Y claro, esperaba que estos, por tal de tener el «privilegio» de ser promocionados en Europa y Estados Unidos (con cientos de copias discográficas de respaldo), se colocaran de espaldas y enjabonados.
El reciente hallazgo de detonadores y explosivos en bultos que Estados Unidos introdujo subrepticiamente en Venezuela, violentando la ley, puede ser la noticia más escandalosa de las muchas que respaldan a Caracas en sus denuncias sobre los planes provocadores y agresivos del imperio.
Un lector cariñoso me pregunta por qué me animé con una nota sobre Julio Cortázar, la pasada semana. Lo único que se me ocurre responder es que en estos meses de vacaciones, sin muchas noticias y con tanto calor, la literatura es el puerto más seguro para pasarlo bien, estés donde estés, con la ventaja de que un buen libro no acaba jamás allí donde termina: es un mundo en expansión.
A la hora de reflejar la conferencia de prensa que escoltó su estreno, prometimos un comentario más «de fondo» sobre El Benny, la película. Ahora que ya alcanzó un galardón en el primer festival internacional donde participara (Locarno), que este cronista la ha visto cuatro o cinco veces en los más diversos entornos, y que se ha transformado en una de las películas más populares y comentadas del año, ha llegado el momento de adentrarnos en otras consideraciones, una vez que buena parte de los espectadores cubanos, e incluso de los críticos, han formulado sus criterios.