¿Podíamos esperar más? Fiel a mi norma respondo con franqueza. No; no creo que debíamos haber esperado más de la sesión constitutiva de la Asamblea Nacional el pasado 24 de febrero. Y habría que preguntarse, para responder con mayor exactitud, qué entendemos por ese «más» cuestionador.
No es posible hablar de racismo, discriminación y prejuicio racial sin mencionar la significación de la trata transatlántica. Considerada como el motor de la economía mundial en el siglo XVIII y a su vez el movimiento de mayor deportación humana de la historia como proceso migratorio masivo tuvo un efecto irreversible en la población africana esclavizada porque salvo algunos pequeños grupos nunca pudieron regresar a...
Hay verdades tan sólidas como piedras, que el humo de la retórica mediática esconde. A veces es preciso recuperarlas, sin esperar a que se disipe la humareda. Esa retórica que aparenta ser diversa —«resultado de la libertad de expresión y la riqueza informativa que disfrutan las democracias», como dicen los escribas a sueldo—, es unanimista en las cuestiones esenciales, las que atañen a sus intereses, que son las que importan, e intenta confundir, introducir preocupaciones o expectativas ajenas, que conserven o restituyan su poder. La discusión en torno al futuro de Cuba tiene ante todo dos posiciones radicalmente opuestas: socialismo o capitalismo. Señalo esto, porque a veces los «consejeros» eluden cualquier definición con la esperanza de atraer como flautistas de Hamelin, a los ciudadanos que honestamente sienten la necesidad de perfeccionar el socialismo.
En una entrevista que he estado transcribiendo este domingo, Fina García Marruz habla de la vida como un aroma, donde cuentan los hechos esenciales de la historia de cada cual, pero también ciertas levedades que nos acompañarán siempre. Fina recuerda la carta que en 1891 le envió José Martí a su madre Doña Leonor, con los Versos Sencillos: «Lea este libro de versos, es pequeño —es mi vida».
La anécdota es repetida en los cuarteles militares y, aunque nunca averigüé su certeza histórica, siempre se me quedó como un dibujo nítido del peso de la Cuba seudorrepublicana en el escenario mundial.
Aclaración primera: como las especulaciones, los bretes, las apuestas (quinielas, les llaman en Europa) y las maledicencias abundan y no entienden la «calma» de Cuba (que nosotros preferimos calificar como paz, en tanto esa es la verdadera condición de nuestro espíritu cuando no lo estremecen temores, ni impaciencias, y hay seguridad en lo que se hace hoy y se hará mañana), me apresto, en nombre propio, puesto que mis compatriotas lo hacen en tono y actos colectivos, a responder algunas, solo para dejar constancia escrita de ello, por lo de las «hojas de ruta» y las «frutas maduras».
La decisión tomada por Fidel de no aceptar la nominación para el cargo de Presidente del Consejo de Estado y de Comandante en Jefe durante la próxima constitución de la Asamblea Nacional, ha dado la razón a quienes vaticinaban tal posibilidad y seguramente ha sorprendido a quienes esperábamos, con una esperanza absoluta, verle plenamente recuperado y, por lo tanto, tenerlo nuevamente, vital y enérgico como hace año y medio, reincorporado a las tareas cotidianas de gobierno. Por lo tanto, la noticia es tema para las opiniones más disímiles sobre este asunto de importancia nacional e internacional.
Como dice un amigo cubano: «Fidel siempre está tres pasos delante de sus...
Si usted se monta en un ómnibus urbano, por ejemplo, y paga con un peso, hay un 90 por ciento de probabilidades de que el conductor no tenga menudo para devolverle los 60 centavos. Calcule que esto puede suceder con...