...
El cartel se repitió a lo largo de todo el trayecto. «No Hunger» y debajo «Pídeselo a Al Gore», sobre la fotografía del típico y atroz niño africano hambriento.
Me pregunté de inmediato qué tenía yo que pedir a Gore, que fue vicepresidente de los Estados...
Fue en el Moncada, en medio del dolor y la esperanza, ante tanta sangre derramada que quedó sacralizada la «política cultural» de la Revolución martiana que encabezaba Fidel. La política cultural de la Revolución, a partir del 1ro. de Enero, del triunfo revolucionario fue acelerar la instrucción general de nuestro pueblo, el intercambio de la experiencia vital y el hermanamiento de citadinos y campesinos, la alfabetización primero, y ...
Si alguien con necedad quiere ocultar la confrontación entre los sistemas capitalista y socialista, que trate de definir la diferencia que hay entre las cumbres de Belem (Brasil) y Davos (Suiza), no solo por la identidad de quienes representaron a nuestro mestizo continente, marcando hasta en eso la diferencia entre una y otra reunión: Evo, Correa, Chávez y Lugo, en la tierra de Lula, y la otra cumbre, de los pelucones millonarios en el ultradesarrollado y exclusivo Davos: el mexicano Felipe Calderón y el colombiano condecorado por Bush antes de expirar, Álvaro Uribe.
FUE durante ese lapso de «estira y encoge» que suele producirse en una terminal mientras se aguarda por un ómnibus previamente anunciado, cuando brotaron las especulaciones: «seguro nos ponen una Mercedes». «No, qué va, una de las amarillas escolares». Otro fue más elocuente: «¿Qué dicen? Será una Yutong...».
LLEVO días acariciando un precioso libro, breve, del cual se imprimieron este año muy pocos ejemplares —apenas unos 200—; cuya lectura me ha dejado un sabor suave y terco en el alma. El ejemplar, artesanal, coronado en su lomo por un cordón de fibra de papel, es un homenaje a Agustín Pi, el profundo conocedor de las palabras, el miembro «silencioso» de Orígenes, quien bautizó como «El Turco Sentado» a las tertulias que los jóvenes poetas de ese grupo iniciaron en la casa de la calle Neptuno, en La Habana, allá por los años 40 del siglo XX.
Cuando uno llega a un momento de la vida en que ha leído algo, visto otro tanto y caminado un poquito, sabe ya que cualquier idea sustentada en la imposición de un concepto individual de una persona hacia otra naufraga en la inoperancia del método, por válida que esta pareciera.
Miles de marroquíes que son contratados por bajísimos salarios para ir a cosechar fresas en Huelva, Andalucía, puede que en 2010 se queden cruzados de brazos en sus casas, debajo del Estrecho de Gibraltar. Quizá su labor agrícola la hagan otros. Tal vez... ¡españoles!