Cien centavos no completan un CUC. ¿Se atrevería usted a discutirlo? Para decidirse a negarlo debería profundizar primero en las renovadoras fórmulas de esa cátedra de la matemática de la vida que se expande entre nosotros.
Me han contado de Chirú, un sabio pescador conocido por muchos en Puerto Esperanza, en la provincia de Pinar del Río. Me dicen que no es alto y sí delgado, inquieto, que su piel blanca muestra las huellas de un sol muy largo; y que no se separa de una gorra roja, viejísima, su amuleto en el azaroso empeño de atrapar peces.
Rubén Darío escribió un cuento cuyo personaje lloraba cada vez que se detenía ante un estante lleno de libros que él no podía adquirir. No voy a levantarme de mi silla para repasarlo en el volumen adecuado; tal vez demore mucho en hallarlo en mi biblioteca subdesarrollada. Se llamaba, según recuerdo, El pájaro azul. Lo leí siendo muy joven.
No tiene iglesia con parque en el centro de la urbe, ni siquiera puerto de mar, Prado ni Malecón largo; su único río urbano, que le da honor a su nombre, es innavegable; y aún sueña con su bulevar. Así pudiera describirla a mis colegas cada vez que me piden una referencia sobre ella.
Pasé de la sorpresa a la suspicacia cuando escuché los nombres que les habían puesto, en Santa Clara, a aquellos repartos. Sencillamente a nadie se le ocurriría asociar con comunidades de personas esos patronímicos motivadores de asombro, que se desvanece solo con un «¿de dónde los sacaron?».
El mismo día en que El Nuevo Herald reportó en primera plana la sentencia a cinco años de cárcel al «combatiente vertical» Ernesto Montaner, también anunció que se iniciaba en Madrid una vista oral sobre el caso de la compañía Sintel. La verdad es que llama la atención que ambas informaciones hayan sido publicadas, y más en la primera plana de ese rotativo que es, extraoficialmente, el vocero de la ultraderecha cubanomiamense.
Otra vez volvió a corretear la niña audaz y amorosa, compartiendo lo mismo la experiencia de trepar un árbol, que una clase de francés con sus hermanos y vecinos.
Egipto bulle en una gran olla de tensión e incertidumbre. A pesar de que no se conocían los resultados oficiales de las elecciones celebradas el sábado y el domingo, cada uno de los candidatos a la presidencia se autoproclamaba como el dueño de los destinos de la nación del norte africano.
Si la coalición de izquierda radical Syriza lograra la mayoría hoy en las elecciones de Grecia, los ajustes en Europa recibirían una estocada que pondría en aprietos a los intransigentes promotores de la receta. Hasta podría decirse que, simbólicamente, de algún modo habrían conseguido «reivindicación política» los indignados, acéfalos durante meses mientras gritaban su inconformidad en las principales ciudades del Viejo Continente.
Cuando tomas mi mano, papá, cuando tomo tu mano, la distancia entre tu vida y mi vida se hace nada. Me miras y te miro. Y desaparecemos el mundo.