Micromachismos; violencia simbólica, física, sicológica, sexual, económica, patrimonial; vejación, maltrato infantil, homofobia, prostitución masculina, bullying o acoso escolar, persistencia de conductas heterosexistas e ideologías patriarcales y violencia ejercida de las mujeres hacia los hombres… estuvieron entre los flagelos que durante 11 martes abordó la segunda temporada del dramatizado televisivo Rompiendo el Silencio, transmitido por un canal de alta audiencia en un horario de poca concurrencia de público.
Volví del Escambray incitado por evocaciones de lo que allá viví en la adolescencia, aunque solo me adentré en su espesura muchos años después, a cazar la noticia o, más exactamente, a contarla con la dicha del debutante afortunado.
Resulta difícil hablar sobre la necesidad de José Martí hoy, sin estudiar lo expresado por quienes nos han antecedido. Por ello, en consonancia con el nombre de esta sección, propongo dialogar con generaciones de martianos que antes que nosotros han elegido leer y seguir al Maestro. En contextos distintos, la respuesta ha sido acudir a Martí, defender sus ideas y apropiarnos de ellas para la defensa de nuestra Patria.
«Llegué, con el general Máximo Gómez y cuatro más, en un bote, en que llevé el remo de proa bajo el temporal…». ¡Qué imagen la descrita por ese hombre que a sus 42 años mantenía el mismo espíritu, el mismo carácter, la misma convicción de sus 16 años! Era José Martí, el hombre más puro de la raza, como lo calificara Gabriela Mistral, el misterio que nos acompaña al decir de Lezama, el Delegado del Partido, el Maestro; pero para nosotros, en este instante, es tan solo Pepe Martí.
José Martí es simiente y artífice ideológico y práctico del proyecto revolucionario cubano. En el devenir histórico se convirtió en emblema viviente. La vida lo colocó en el espacio meridiano de Cuba, en la hora crucial en que esta definía su futuro, para lo que se precisaba la transformación de aquel presente, desde el compromiso con el pasado, soporte de las raíces de la nación que con amor, razón y pasión defendió hasta su último aliento.
El pensamiento de José Martí constituye la piedra angular sobre la que se levanta el proyecto social cubano. Desde su triunfo, la Revolución desarrolló un amplio movimiento cultural, científico y educativo para llevar al «pueblo en carne viva» lo más auténtico del ideario nacional y erigir así las bases para la construcción de la nueva Cuba.
Paul no tiene conciencia aún de lo que representa. Sus madres, Hope y Dachelys, han permitido que periodistas, fotógrafos y camarógrafos irrumpan en su hogar para hacerles saber a los demás que la familia es aquella que construyes y te hace feliz. Han sido «famosas» en los últimos tiempos, tal vez como nunca imaginaron, pero accedieron a esa visibilidad en todos los medios de comunicación porque, estoy segura, son conscientes de lo valioso que puede resultar para romper estereotipos.
Fue tan imponente y lapidaria aquella sentencia en una reunión sindical que, pasados diez años, no logro olvidarla: ¡El único que no puede perder es el Estado!, proclamó un funcionario, como quien eleva a los cielos, decía entonces, una plegaria divina.
En estos tiempos de pena Cuba es, probablemente, el primer país del mundo que pone anestesia a la hora de vacunar contra la COVID-19. ¿Qué otra cosa es la amabilidad del personal médico —vulnerable en su cuerpo, en su familia, en su capacidad de amar y sufrir, como todos— sino un bendito amortiguador de cara a ese instante ardiente y molesto que puede salvarles toda la vida a todos los «prójimos» del mundo?
Por azares de la historia, conservamos en Cuba un número significativo de objetos relacionados con la vida de Napoleón Bonaparte. Se exhiben en el museo consagrado a ese efecto. El fenómeno resulta paradójico, pues aparentemente poco vínculo tuvo la trayectoria del célebre emperador con el acontecer cubano en el siglo XIX. Sin embargo, desde que Cristóbal Colón emprendió el cruce del Atlántico, el planeta comenzó a hacerse cada vez más interdependiente. De ahí que el panorama del decursar de la historia universal establezca un contrapunteo dialógico con los sucesos que marcan nuestras vidas, inscritas en un mundo de fronteras porosas.