Las revoluciones en estado de ebullición precisan de un momento de meditación, o como diría Armando Hart, de un momento de filosofía. Y en la efervescencia del cambio o la fraguada transformación, los episodios épicos (lo son, en buena medida, por la carga emocional que desprenden) han de llevar consigo una especie de impulsión histórica sobre la que se sostienen. La Revolución Cubana es verdadera porque ha sido intensa, ha devenido referente para los pueblos del mundo y los hombres que luchan por liberarse de los yugos, por proteger sus símbolos, por salvaguardar la identidad y asegurar; por el bien de los hijos y el porvenir; los valores que sustentan lo hilos de la Revolución.
Si hubiese un listado con diez mandamientos para usar las redes sociales digitales, el primero debiera ser No odiarás. O No propagarás hiel, que es lo mismo. Es increíble la cantidad de tiempo y energía que la gente invierte en denostar, discriminar, deshumanizar, segregar, estigmatizar, silenciar, linchar y poner de bajón a otros.
No hay mejor antídoto para un contexto convulso que la palabra. La que traza, anima, señala, sacude y convoca. Ha sido así a lo largo de la historia de la Humanidad. Por tanto, volver a la que nos antecede es obligación certera para no errar e intentar despojar del camino todo obstáculo.
Con el triunfo de enero de 1959 se abrieron las compuertas para viabilizar la más amplia difusión del arte y la literatura. Los escritores pudieron extraer los manuscritos que permanecían engavetados y darlos a conocer a través de una serie de editoriales. Los artistas plásticos fueron convocados a numerosos espacios expositivos y las obras más destacadas pasaban a enriquecer los fondos del Museo Nacional. Músicos y artistas escénicos profesionalizaron su labor que hasta entonces ejercían a modo de aficionados con enorme costo de sacrificio personal.
¿Cuál es la vacuna más efectiva contra la COVID-19?, nos preguntamos. Realmente todas las vacunas que han sido autorizadas para utilizarse en estos períodos de emergencia ante la pandemia deben cumplir con los requisitos de eficacia y seguridad establecidos por las autoridades regulatorias en cada nación. Y antes fue preciso demostrar su incidencia en el sistema inmunológico de las personas vacunadas.
Se despierta en la mañana y va directo a revisar las notificaciones en el teléfono. Eso mismo hizo anoche antes de dormir, y también durante el desayuno, el almuerzo, mientras veía la televisión o cuando conversaba con su mamá. En realidad eso es lo que hace siempre.
Antemural de las Indias Occidentales y llave del Nuevo Mundo, situada en la boca del Golfo de México, en la ruta marítima que aseguraba el tránsito entre
Europa y América, Cuba fue codiciada desde siempre por las potencias occidentales.
«¡Arriba las manos!», me amenazó con estentórea voz aquel sujeto, mientras me apuntaba directamente al pecho con su dedo índice extendido a guisa de revólver. Traía casi todo el rostro tapado con un nasobuco exageradamente holgado y una gorra del equipo de los Leñadores encajada hasta las cejas. «¿No le temes a los encapuchados?», me preguntó, muerto de la risa, cuando lo identifiqué. «No —le respondí, divertido—, pero, para serte franco, ese nasobuco tuyo puede meterle miedo al susto».
Desde niña dije que sería maestra. Tenía en casa libros, instrumentos e inspiración familiar para cultivar la música, la ciencia, la literatura, la mecánica, las artes textiles… pero el magisterio era mi mayor fascinación, y aún lo es.
Tal vez no sea prudente comparar épocas, pero ante ciertos hechos de «raterismo» del presente que antaño eran impensados, uno tiende a preguntarse si estamos descendiendo de la ansiada montaña del civismo y los valores.