En medio del desasosiego por la llegada de la COVID-19 a Cuba y de la incertidumbre por lo que sucedería, apareció una especie de oasis informativo de orientación y solidaridad.
La curiosidad es condición innata del ser humano. Se manifiesta en los infinitos porqués de los niños, en el gusto por la chismografía, en el interés por conocer el origen de las especies y el funcionamiento de nuestro cuerpo, así como en la capacidad de inventiva que ha ido rodeando de objetos novedosos el mundo que nos rodea.
Tengo la espina enterrada de no haberle dicho nunca a Elio Menéndez lo mucho que le admiraba. Aunque en el fondo, si lo pienso bien, era una confesión innecesaria. Habrán sido decenas a lo largo de los años los que se le acercaron y le promulgaron loas y frases cargadas de devoción a un grande del periodismo y también al periodismo de un grande, con la respuesta casi segura de un rostro enrojecido y algunas palmadas en el hombro mientras susurraba el clásico «no exageres, mulato».
Ante la vista florece sobre las fértiles tierras el marabú, al que solo el sereno nocturnal le basta para extenderse sin frenos, mientras, ¡paradojas de nuestra geografía!, hay quienes no tienen un pedazo para el laboreo emprendedor o poder ampliar las fincas que poseen.
Esa verdad verdadera saltó al ruedo (mejor dicho, se volvió a esgrimir, ¡hasta cuándo!) en un análi...
Crece la montaña de insatisfacciones en las oficinas de Atención a la Población, por la incapacidad, dejadez e insensibilidad de jefes que en su momento no escucharon, atendieron ni resolvieron con rigor y pasión las quejas de los ciudadanos.
Desde múltiples voces, el documental La Dictadura del Algoritmo, estrenado este viernes en el espacio de la Mesa Redonda, nos acerca al fenómeno de las redes sociales, su funcionamiento, dinámicas y efectos posibles.
Un excelente y útil documental fue exhibido recientemente por la Televisión cubana. Se trata de La Dictadura del Algoritmo (2021), de Javier Gómez Sánchez, producido por RTV Comercial y el Ministerio de Cultura; un material audiovisual ágil, construido para un espectador inteligente capaz de dialogar, durante 51 minutos, con el saber colectivo de un grupo de especialistas cubanos, en su mayoría jóvenes, que desentraña el funcionamiento de las redes sociales en general, y de las redes sociales en «la batalla de Cuba» en particular. No es que «descubra» aspectos nunca antes revelados, es que la articulación de saberes y la eficaz edición de las reflexiones individuales, ofrece la mirada integral que necesitábamos. Sin didactismos, y sin eludir la autocrítica, el documental cumple a cabalidad su función didáctica. Porque la guerra que se nos hace, parafraseando a Martí, transita por las redes, y apela a las emociones (las más elementales); ganémosla pues a emociones (sin renunciar al pensamiento).
Hay palabras grandotas que asustan. Tienen un contenido filosófico, con lo que adquieren prestigio, se cargan de resonancias solemnes y parecen remitirse a un universo distante y abstracto. Sin embargo, nada más lejano de nuestro pequeño planeta que las constelaciones. Durante siglos, la Estrella Polar y la Cruz del Sur trazaron el camino a los navegantes que, con instrumentos rudimentarios, buscaron las últimas fronteras de la Tierra.
Caminar por sus calles es atreverse a perder el rumbo. Su planificación en plato roto, hecha a pedazos, pone una callejuela aquí, otra allá, un boquete que en pocos metros muere en una pared… Bien decía mi profesor de Arquitectura: «Nunca manejes, siempre anda a pie en Sancti Spíritus».