Nunca en la historia moderna de Estados Unidos ha habido una administración que haya creado más escándalos que la administración de Donald Trump. Es casi inconcebible lo que ha estado pasando en los últimos tres años y medio en este país. Las mentiras, las difamaciones, los escándalos, los abusos de poder, las demandas judiciales, los cuentos de camino, todo eso y mucho más se han convertido en algo natural durante la presidencia del peor mandatario que esta nación haya tenido.
No pasa una semana en que no salga un nuevo libro, un nuevo reportaje o nuevas revelaciones sobre el comportamiento de este presidente. No son chismes o revelaciones sin importancia, sino verdaderos testimonios de personas que han estado ahí, en donde han ocurrido los acontecimientos: su sobrina, su exJefe de la Seguridad Nacional, su abogado personal, el hombre que le hacía todos los trabajos sucios, su escritor fantasma que le hizo su biografía, entre otros.
Todos ellos han sacado a la luz pública los trapos sucios en los que toda su vida ha estado cobijada, la vida de este hombre que está imposibilitado por su naturaleza para decir verdades, un mitómano incurable que se ha mantenido en guerra contra la realidad, inventando una y otra vez realidades alternativas.
Pues bien, inmediatamente después de que salió el reportaje de la revista Atlantic en la que llamó perdedores y comebolas a los caídos en las guerras que este país ha llevado a cabo alrededor del mundo, acaba de salir un libro escrito por el famoso periodista del Washington Post, Bob Woodward, el hombre que hizo estallar el escándalo de Watergate, en el que afirma tener grabado a Trump diciéndole el 7 de febrero que tenía la información de la existencia de un peligrosísimo y mortal virus que se transmitía por el aire y que en marzo le dijo que tenía que minimizarlo y relajearlo para que no se creara el pánico entre la población.
Se sabe que, si en aquel momento se hubieran tomado las medidas que estaban tomando los países asiáticos, decenas de miles de personas se hubieran salvado de la muerte. Según ciertos expertos, hasta un 75 por ciento de infectados y muertos se pudo haber evitado. Es decir, que por culpa de Mr. Trump Estados Unidos está en el primer lugar del número de fallecidos debido a la COVID-19. Esto es un acto criminal de un hombre que tiene sobre sus hombros la responsabilidad de cuidar a su pueblo.
El libro de Woodward se llama Rage (Rabia) y eso es lo que provoca el saber que este presidente estaba consciente de lo peligroso que era este coronavirus, y que en vez de tomar las medidas necesarias para contenerlo, hizo y aun está haciendo todo lo contrario. Millones de norteamericanos irán a las urnas a votar por su reelección, esperemos que muchos millones más hagan lo contrario…
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