Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Bolivia de rojo

Nunca desde el golpe contra Evo, el país se vio tan cerca de las llamas… y tan lejos de las certezas

Autor:

Marina Menéndez Quintero

 

La inestabilidad en casi ya un incendio social en Bolivia que sería apagado con sangre, aunque algunos piensan que las protestas podrían obligar a la renuncia de Jeanine Añez.

Ni la militarización de las ciudades contra los bloqueos de caminos por los manifestantes, ni el recurrente surgimiento de virtuales fuerzas paramilitares que persiguen bajo otros nombres han logrado calmarlas, evidencia de un nivel de hartazgo no visto hasta hoy así desde el golpe de Estado que prolonga la presencia de Añez en el Palacio de Quemado.

Posposición tras posición bajo la bien escogida excusa de la extensión incontrolada de la pandemia, a esa gran parte de la población en las calles ya le parece mucho que se hayan dado cuatro fechas distintas para la celebración de elecciones que debieron realizarse hace diez meses, aun aceptando la asonada que significó desconocer los comicios de octubre.

La represión ha sido especialmente fuerte en Cochabamba, El Alto y La Paz. El ministro de Gobierno, Arturo Murillo, ha dicho que lo «políticamente correcto» sería «meter bala». Y el llamado de los movilizados es a una huelga general indefinida.

Aunque la Central Obrera Boliviana (COB) ha emergido como voz cantante en los frustrados intentos de diálogo de parte del ejecutivo usurpador y como convocante, lo cierto es que en las movilizaciones está la diversidad de movimientos sociales, gremiales y populares que se organizaron durante los mandatos del depuesto Movimiento al Socialismo (MAS),   a pesar de la ausencia del partido político boliviano más fuerte en el llamado a las protestas, y en su protagonismo.

Por el contrario,  el candidato presidencial de esa fuerza, Luis Arce, exhortó el sábado al diálogo, y la propia voz de Evo Morales, desde su exilio en Argentina, ha abogado más bien porque se acepte la última fecha dada por el Consejo Electoral, en tanto algunos alertan que una forzada renuncia de Añez retardaría más la vuelta a la institucionalidad…

Con la derecha política desmembrada y Evo adherido a la salida constitucional que debieran ser las nuevas elecciones, ¿habría un vacío de poder en el supuesto de que Añez se fuera? Antes, creo, los golpistas bañarán en sangre las calles. Tampoco debe olvidarse que, si los comicios se celebraran según lo anunciado, quienes detentan el poder no pararán hasta que ilegitimen al MAS, el partido con más adeptos, y le imposibiliten participar. Por ahí andan las mentirosas acusaciones que satanizan a Arce y que han imposibilitado postularse a Evo.   

Las organizaciones miembros del llamado pacto de unidad se mantienen sobre las calles. Y la COB, invitada al frustrado intento de diálogo que quisieron materializar las autoridades el domingo, se levantó entonces de la mesa y mantiene en alto la bandera de la movilización.

La nueva fecha electoral, convertida ya en dictamen, no fue adoptada, ciertamente, de manera muy democrática, pues el Consejo Nacional Electoral la proclamó sin contar con los movilizados y bajo el albedrío que le compete, lo que dejó sin sustancia el pretendido diálogo.

¿Qué quedaba por consensuar después de decidirse la fecha de la cita con las urnas? ¿Los manifestantes debían levantar las protestas a cambio de promesas ya antes violadas?

«Definitiva» e «inamovible», fueron los calificativos del CNE con relación al 18 de octubre; pero la ciudadanía boliviana tiene motivos para dudar que ello se cumpla.

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