LONDRES, febrero 27.— Si en junio no hay «progresos significativos», Reino Unido podría levantarse de la mesa de diálogo que sostiene con la Unión Europea (UE) para definir las relaciones entre esa nación y el bloque luego de proclamarse el brexit o abandono de esta nación de su pertenencia al mecanismo.
Tras dejar oficialmente la UE el mes pasado, Reino Unido tiene hasta el final del año para negociar un acuerdo comercial, así como otros tantos para un amplio abanico de cuestiones que van desde la pesca al transporte, los cuales sustituirán más de 40 años de estrechas relaciones políticas y económicas, refiere la agencia Reuters.
Una vez aceptado que, al abandonar la unión aduanera y el mercado único de la UE, las empresas británicas encontrarán nuevas fricciones en el comercio con el bloque, el Gobierno de Reino Unido, encabezado por Boris Johnson, ha dejado clara su postura: la autodeterminación debe prevalecer sobre las preocupaciones económicas.
Por lo tanto, si para junio no se han hecho «progresos significativos» en la exigencia británica de lo que llama acuerdo de libre comercio «estándar» o incluso en las «áreas menos controvertidas» de las conversaciones, Londres se centrará en los preparativos para una ruptura brusca con la UE.
«Al final del período de transición, el 31 de diciembre, Reino Unido recuperará plenamente su independencia económica y política», dijo al Parlamento el ministro de la oficina del gabinete, Michael Gove, cuando dio a conocer el documento. «Queremos la mejor relación comercial posible con la UE, pero en la búsqueda de un acuerdo no vamos a comerciar con nuestra soberanía», agregó.
El primer ministro británico, Boris Johnson, principal rostro de la campaña para abandonar la UE en 2016, se comprometió a llevar adelante el brexit en las elecciones del año pasado y, tras ganar los comicios con una abrumadora mayoría, ha encargado a su equipo el objetivo de «recuperar el control».
Ambas partes quieren llegar a un acuerdo antes de la fecha límite del 31 de diciembre de 2020 para que el comercio pueda fluir, aunque con algunos controles adicionales, y que los acuerdos sobre cuestiones tales como la aviación puedan desarrollarse sin problemas.
Pero como las partes no pueden ponerse de acuerdo ni siquiera en el formato de las conversaciones programadas para comenzar el lunes próximo, las negociaciones podrían convertirse en una batalla de egos. Tanto el equipo británico como el de la UE se han acusado mutuamente de romper con los acuerdos anteriores.
Michel Barnier, principal negociador de la UE, dijo que Bruselas ha tomado «nota» del marco de negociación. «Nos ceñiremos a todos nuestros compromisos previos en la declaración», escribió en Twitter, en alusión al acuerdo firmado por las dos partes sobre sus relaciones futuras. «Queremos —afirmó— una asociación ambiciosa y justa con el Reino Unido en el futuro».