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Ecos de guerra en Yemen resuenan detrás de Trump en ONU

El conflicto registró un nuevo episodio que sirvió de trasfondo a la intervención del presidente Donald Trump en Naciones Unidas, donde acusó a Irán, por la peligrosa situación que se registra en la región del Golfo Pérsico

Autor:

Leonel Nodal

A diez días del impactante ataque de rebeldes hutíes a instalaciones petroleras de Arabia Saudita, la cual desde hace cinco años encabeza una coalición militar —con apoyo de Estados Unidos— que intenta poner fin al control que ejercen en Yemen,  el conflicto registró un nuevo episodio que sirvió de trasfondo a la intervención del presidente Donald Trump en Naciones Unidas, donde acusó a Irán, por la peligrosa situación que se registra en la región del Golfo Pérsico.

A tono con el lenguaje amenazador empleado por Trump, aviones de la coalición suministrados por el Pentágono y pertrechados con sofisticadas municiones de la industria bélica norteamericana efectuaron dos bombardeos que impactaron un edificio de viviendas en Qatabah, provincia de Daleh, controlada por los hutíes, donde murieron 16 civiles, entre ellos siete niños y cuatro mujeres.

Un médico del hospital de Ibb, cercano al ataque, confirmó el número de víctimas en declaraciones a la televisión de los rebeldes hutíes Al Massirah.

Analistas en la región recordaron que este fue el ataque más letal perpetrado por la coalición desde que los insurgentes propusieron el viernes último interrumpir los lanzamientos de misiles, drones y otros artefactos contra el territorio saudita, a cambio de que cesen los bombardeos aéreos contra sus posiciones.

La telemisora Al Massirah, citada por agencias, informó que antes de los bombardeos de este martes, se reportaron por los rebeldes yemenitas 42 ataques aéreos en un espacio de 12 horas, que mataron a ocho personas.

Los hutíes propusieron la tregua después de lanzar el 14 de septiembre un ataque sin precedentes contra la mayor refinería de petróleo saudita y un oleoducto, lo que provocó una reducción de 5,7 millones de barriles en las exportaciones y un alza inmediata del precio del crudo en los mercados mundiales, que podría afectar la economía global.

A pesar de los episodios que se registran en las resecas arenas de Yemen, uno de los países más empobrecidos del mundo, asolado por la mayor epidemia de cólera que se recuerde, ni los llantos por los niños muertos, ni los gemidos de los hambrientos,   conmovieron al presidente Trump, quien ni siquiera se refirió a ese lado de la crisis en el Golfo Pérsico, donde solo tiene agresivas palabras contra la República Islámica de Irán, a la que ya ha impuesto todo tipo de sanciones económicas y llegó a amenazar con su desaparición.

Sin embargo, el enviado de la ONU para Yemen, Martin Griffiths, elogió la propuesta de los hutíes, invitó a las partes a «aprovechar esta oportunidad» y afirmó que podría contribuir a que termine la guerra en el país.

El Presidente estadounidense acusó una vez más a Teherán de estar detrás del reciente ataque a las instalaciones petroleras sauditas, sin presentar pruebas que sustenten esa comprometedora afirmación.

Más interesado en incrementar las ventas de aviones, sistemas de misiles y otros armamentos de la industria bélica estadounidense, que en los ofrecimientos de paz y búsqueda de un arreglo pacífico de la peligrosa situación, Trump repitió en la ONU que Teherán es «el principal patrocinador del terrorismo en el mundo».

Tal cual hizo desde que eligió a Riad como su primera visita al exterior, luego de asumir, en 2017, Trump parece inclinarse a usar la explosiva situación actual para comprometer al reino wahabita con mayores compras de armas, con el pretexto de garantizar su seguridad.

A ello añadiría el envío de algunos cientos de militares y asesores, que realcen su compromiso con la defensa del reino, pero en ningún caso de tropas de combate, algo muy impopular en estos momentos en Estados Unidos y que podría afectar su proyecto de reelección.

Al criticar el acuerdo nuclear, firmado por Teherán con el grupo 5+1, formado por los miembros permanentes del Consejo de Seguridad más Alemania, el mandatario norteamericano lamentó que el pacto no incluyera el programa de misiles balísticos de Irán, uno de los motivos por el cual sacó en mayo pasado a Estados Unidos del acuerdo, firmado por su predecesor en 2015.

En su enfoque de la agravada crisis en Oriente Medio y el Golfo poco importan los muertos y heridos yemenitas, ni los daños sufridos por la economía saudita o por el mercado mundial petrolero.  Lo que interesa es la cada vez más cuestionada, y difícil de imponer, supremacía de       Washington en cualquier rincón del mundo.

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