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Jair Bolsonaro. Autor: LAZ Publicado: 27/11/2018 | 07:34 pm
Será la primera actividad de carácter internacional y cierta oficialidad de Jair Bolsonaro y, aun sin celebrarse, resulta bien explícita: el presidente electo de Brasil recibirá el jueves en Río de Janeiro al consejero de Seguridad Nacional de Estados Unidos, John Bolton.
La cita, que tendrá lugar cuando Bolsonaro ni siquiera ha tomado el poder —lo que hará el primero de enero— confirma la adhesión del futuro mandatario a la política exterior de Estados Unidos.
Le agrega bemoles que exprese su postura con la misma premura con que ha tomado decisiones infelices, como la forma irrespetuosa —e irresponsable para con los suyos—, con que empujó al abismo el programa Mais Médicos al forzar, con inaceptables condicionamientos, que los galenos de Cuba no continuaran… Ahora seguimos confirmando por qué lo hace.
Si alguna duda quedaba acerca de su desesperado alineamiento con la agenda exterior de un Gobierno tan retrógrado como el que ocupa la Casa Blanca hoy, los preámbulos del encuentro con Bolton se encargan de despejarla.
Avances brindados por el funcionario estadounidense en la red social Twitter permiten tener una idea de lo que ocurrirá, y explican el porqué de la desfachatada actitud de Bolsonaro con respecto a los médicos, y su deseo no solo de poner en tela de juicio su entrega desinteresada y su talento sino, además, de convertirlos en instrumento ideológico de la fracasada política yanqui que intenta satanizar el sistema económico, político y social de Cuba.
«Compartimos muchos intereses bilaterales y trabajaremos para expandir la libertad y la prosperidad en todo el hemisferio occidental», escribió Bolton en Twitter, con lo cual ya sabemos cuál será la trayectoria del brasileño con respecto a sus vecinos latinoamericanos. Digo, si sabemos leer lo que cada palabra de Bolton en realidad significa, y si tomamos en cuenta que, con Donald Trump, EE. UU. ha ratificado la añeja, prepotente y antilatinoamericanista Doctrina Monroe.
Ese apurado deseo de servicio a Washington adelanta que Bolsonaro será celoso cumplidor de sus propósitos supremacistas, y refuerza las noticias de medios internacionales donde se asegura que Venezuela, China y Cuba, estarán en la agenda del encuentro, como lo han confirmado los tuits del asesor.
Ya sabemos que la política de la administración Trump hacia Venezuela está varada en la pretensión de lo que se denomina una intervención «humanitaria», con la cual pretende minar al proceso bolivariano desde adentro mediante la subversión, mientras la desacredita afuera.
Todo indica que Bolsonaro dará un empujoncito más a esos propósitos injerencistas.
En cuanto a Cuba, el hombre que será «dueño» temporal de los destinos de Brasil gracias a los embustes de su campaña electoral y de los procesos judiciales incoados contra el Partido de los Trabajadores —incluyendo la prisión a Lula—, ya mostró la punta del pie.
La animadversión con que hablaba de los médicos cubanos desde que era diputado y que acaba de materializar al condicionar el trabajo de esos profesionales a favor de los desposeídos brasileños, deja esperar posturas más recalcitrantes, de las cuales seguro le hablará Bolton.
Y se sabe también qué podemos esperar del representante de un Gobierno que cada día aprieta más la tuerca del bloqueo, y echa abajo lo que había avanzado la Casa Blanca en las relaciones con la Isla.
Estocadas al Mercosur anunciadas por quienes formarán parte de su gabinete y, seguro, al resto de los esquemas integracionistas de América Latina, dejan en claro cuáles serán los intereses que defenderá el Gobierno de Bolsonaro. Su hijo Eduardo, quien recién fue electo diputado, también ha ido haciendo lo suyo pues ya se reunió en Washington con representantes del vicepresidente Mike Pence, del Departamento de Comercio, del Consejo de Seguridad Nacional; con el Secretario adjunto del Tesoro y con la Secretaria adjunta para Asuntos del Hemisferio Occidental, entre otros funcionarios.
Las agresiones contra la región que seguro seguiremos viendo de parte del nuevo Gobierno de Brasil en lo adelante, no deberán sorprendernos. La unidad y la buena convivencia latinoamericanas tienen el enemigo dentro.
