Ha ocurrido una tragedia para la vida y la salud de 30 millones de brasileños.
Se ha desatado el caos para la organización del Sistema Único de Salud (SUS), que depende de la atención básica para coordinar el acceso a las redes regionales y garantizar la universalidad y la integralidad de la salud.
Se viene un colapso en el sistema de salud de los 2 885 territorios que participan del Programa Más Médicos (PMM) (...).
El vejamen internacional sacude la relación del país con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y desencadenará un escenario de desconfianza generalizada en las relaciones con otros países, socios de Brasil, en innumerables proyectos en el área de la salud.
Sin la presencia de más de 8 500 equipos de Salud de la Familia completados con médicos cubanos, volveremos al dramático cuadro que estuvo vigente hasta 2013. Antes del comienzo del Programa Más Médicos, los brasileños que vivían en áreas de alta vulnerabilidad no tenían acceso a las acciones de promoción, prevención, diagnóstico y tratamiento. (...)
La atención básica es capaz de resolver más del 80 por ciento de los motivos que llevan a alguien a buscar servicios de salud. Todo eso se perderá y los que más necesitan del SUS, serán los que pagarán la cuenta, gracias a la total falta de preparación del Presidente electo, incapaz de medir sus palabras.
Para los que festejan el rompimiento de la asociación entre el Ministerio de Salud, la OPS y Cuba, por no haber tenido nunca problemas para conseguir una consulta médica en sus vidas, es necesario que recuerden que las unidades básicas de salud donde la casi totalidad de médicos son cubanos, se encuentran ubicadas en la selva amazónica, en los municipios del Grupo 100 (que reúne a las cien ciudades del país con más de 80 000 habitantes y menor ingreso per cápita), quilombos y pueblos ribereños, en el Valle de la Riviera, el Valle del Jequitinhonha y en la periferia de los grandes municipios brasileños.
Son lugares donde los médicos brasileños no quieren ir. Los argumentos que utilizan son falacias corporativas. La mayoría de los médicos brasileños no quieren y no saben prestar atención básica. (...) No están preocupados por los 30 millones de brasileños que quedarán sin ninguna atención médica. (...)
He seguido la llegada de los médicos cubanos como Ministro de Salud. Todos tenían más de diez años de graduados. Todos tenían residencia en medicina general y comunitaria, más del 50 por ciento tenía una segunda especialización y el 40 por ciento tenía al menos una maestría. Además de eso, los 2 000 primeros que vinieron a Brasil ya habían participado por lo menos en una misión en el exterior.
Bolsonaro, al lanzar desconfianza pública sobre la capacidad y veracidad de la formación médica de los cubanos e imponer cambios en la forma de contratación y funcionamiento del PMM de manera unilateral, autoritaria e inconsecuente, irrespetando las vías de negociaciones establecidas y la soberanía de un país asociado, provocó la implosión del PMM, la del SUS y junto a estos, la esperanza de millones de brasileños.
Las acciones del PMM enfocadas a la apertura de nuevas escuelas médicas solo garantizarán el número de médicos brasileños formados en cantidades suficientes a partir de 2026 para suplir nuestras necesidades. Por lo tanto, es inconsecuente la postura del Presidente electo que culminó en esa decisión del Gobierno cubano sin siquiera estar preocupado por un plan alternativo.
Más inconsecuente y risible sigue siendo la propuesta del casi nombrado para la cartera del Ministerio de Salud (casi, ya que los problemas judiciales que enfrenta como exgestor municipal de salud en Campo Grande parece que no permitirán que sea nombrado en el cargo), que condujo incansablemente los ataques contra el PMM en el Congreso Nacional en los últimos años. Ahora, propone el servicio médico militar obligatorio para los recién graduados. Sería interesante ver cómo reaccionarían aquellos médicos que se opusieron al PMM viendo a sus hijos trabajar durante tres años en favelas, aldeas indígenas, y en quilombos. Tal vez se muden a Miami o les pidan a los colegas cubanos que regresen con urgencia.
Por tanto, ¿qué tienen para celebrar los opositores del PMM? Bolsonaro y sus partidarios serán responsabilizados por el aumento de la mortalidad infantil, de la materna, de la hipertensión, de la diabetes, de enfermedades respiratorias y de otros problemas sensibles a la atención básica que se verán profundamente afectados con el fin del PMM.
Es un crimen contra quien más necesita de salud. Es una lástima terminar así un programa reconocido y elogiado internacionalmente y que, como ha sido demostrado por innumerables estudios, investigaciones y tesis, tuvo un impacto excepcional en la salud del pueblo brasileño.
Venció la insensatez. Pierde Brasil. Solo me queda pedirles disculpas a los médicos y al pueblo cubano así como agradecerles por todo lo que hicieron por nuestra gente.
*Médico y profesor de la Escuela Paulista de Medicina, exministro de Salud del primer Gobierno de Dilma Rousseff