CONAKRY, diciembre 23.— Un pequeño grupo de oficiales del ejército, lanzaron este martes una tentativa de golpe de Estado, horas después del anuncio del deceso del jefe del Estado, general Lansana Conté, lo que causó una viva inquietud en el país y la comunidad internacional.
El presidente de la Asamblea Nacional guineana, Abubacar Somparé, uno de los dos principales responsables políticos del país luego del fallecimiento del mandatario, se negó a reconocer el intento golpista y afirmó que se trata de «una minoría de soldados y oficiales», ya que la gran mayoría del ejército «es leal», dijo AFP.
A comienzos de la mañana del martes, pocas horas después del fallecimiento de Conté —quien detentaba el poder desde 1984— el capitán Musa Dadis Camará leyó un comunicado en la radio nacional donde anunció la suspensión a partir de ese momento de la Constitución Nacional, así como toda actividad política y sindical.
«El gobierno y las instituciones republicanas han sido disueltos», agregó luego el portavoz de los golpistas. Estos, según fuentes castrenses leales al gobierno, no logran ponerse de acuerdo sobre la elección de un jefe.
En la notificación, los militares, agrupados en un «Consejo Nacional para la Democracia y el Desarrollo», pidieron a los miembros del gobierno y los altos mandos del ejército que acudiesen al principal campamento militar del país, en la capital, Conakry, «para garantizar su seguridad».
No obstante, en declaraciones a Radio Francia Internacional, el primer ministro guineano, Ahmed Tidiane Souaré, aseguró que el gobierno «no estaba disuelto».
Según la Carta Magna guineana, le corresponde al titular de la Asamblea Nacional, Abubacar Somparé, asumir interinamente la presidencia y organizar en 60 días unas elecciones para designar sucesor del fallecido presidente.
Entretanto, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) condenó la intentona golpista y exigió respeto a la legalidad constitucional en el país.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, urgió a una transferencia de poder pacífica y democrática en Guinea, mientras que la Unión Africana pidió «una transición constitucional, pacífica y consensuada, respetando el orden democrático».