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Científicos encuentran la evidencia más sólida hasta el momento de vida extraterrestre

El telescopio espacial James Webb halló huellas químicas de gases de procesos biológicos en un exoplaneta llamado K2-18 b, con diámetro casi tres veces mayor que la Tierra

Autor:

Juventud Rebelde

WASHINGTON, abril 18.- En un descubrimiento potencialmente histórico, científicos que utilizan el telescopio espacial James Webb han obtenido lo que llaman las señales más fuertes hasta ahora de posible vida más allá de nuestro sistema solar, detectando en la atmósfera de un planeta alienígena las huellas químicas de gases que en la Tierra se producen solo por procesos biológicos.

Los dos gases -sulfuro de dimetilo, o DMS, y disulfuro de dimetilo, o DMDS- involucrados en las observaciones de Webb del planeta llamado K2-18 b son generados en la Tierra por organismos vivos, principalmente vida microbiana como el fitoplancton marino (algas).

Esto sugiere que el planeta podría estar repleto de vida microbiana, afirmaron los investigadores. Sin embargo, enfatizaron que no están anunciando el descubrimiento de organismos vivos reales, sino una posible biofirma (un indicador de un proceso biológico) y que los hallazgos deben interpretarse con cautela, ya que se necesitan más observaciones.

Sin embargo, expresaron su entusiasmo. Estos son los primeros indicios de un mundo extraterrestre posiblemente habitado, afirmó el astrofísico Nikku Madhusudhan, del Instituto de Astronomía de la Universidad de Cambridge, autor principal del estudio publicado en Astrophysical Journal Letters y citado por la CNN.

Este es un momento crucial en la búsqueda de vida más allá del sistema solar, donde hemos demostrado que es posible detectar biofirmas en planetas potencialmente habitables con las instalaciones actuales. Hemos entrado en la era de la astrobiología observacional, afirmó Madhusudhan.

Señaló que hay varios esfuerzos en marcha para buscar señales de vida en nuestro sistema solar, incluidas varias afirmaciones de entornos que podrían ser propicios para la vida en lugares como Marte, Venus y varias lunas heladas. K2-18 b tiene 8,6 veces la masa de la Tierra y un diámetro aproximadamente 2,6 veces mayor que nuestro planeta.

Orbita en la zona habitable —una distancia donde el agua líquida, un componente clave para la vida, puede existir en la superficie planetaria— alrededor de una estrella enana roja más pequeña y menos luminosa que nuestro Sol, ubicada a unos 124 años luz de la Tierra, en la constelación de Leo.

Desde la década de 1990 se han descubierto alrededor de 5800 planetas más allá de nuestro sistema solar, llamados exoplanetas. Los científicos han planteado la hipótesis de la existencia de exoplanetas llamados mundos hicéanos, cubiertos por un océano de agua líquida habitable por microorganismos y con una atmósfera rica en hidrógeno.

Observaciones anteriores del Webb, que se lanzó en 2021 y comenzó a funcionar en 2022, habían identificado metano y dióxido de carbono en la atmósfera de K2-18 b, la primera vez que se descubrían moléculas basadas en carbono en la atmósfera de un exoplaneta en la zona habitable de una estrella.

El único escenario que actualmente explica todos los datos obtenidos hasta ahora por el James Webb, incluyendo las observaciones pasadas y presentes, es aquel en el que K2-18 b es un mundo hicéano repleto de vida, afirmó Madhusudhan. Sin embargo, debemos seguir explorando otras hipótesis, dijo.

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