Para una buena lectura silenciosa es fundamental que el lector comprenda lo que está leyendo. Es un proceso mental, aunque la lectura sea silenciosa por fuera, tiene que ser necesariamente sonora por dentro. Es decir, igual que en la lectura en voz alta, en la lectura silenciosa también tiene que haber alguien que «oiga», y ese alguien es el mismo lector, que tiene que oír las palabras dentro de su mente. De esta forma, quien lee, a la vez es quien escucha.