Habida cuenta de su tan reciente irrupción en la vida política y el más de un año que aún falta para el torneo electoral, quizá no sea del todo apropiado pretender desde ahora calibrar las posibilidades, o las intenciones de Fernando Lugo. Lo que llama mucho la atención es el fenómeno que él representa.
Si en una de sus tantas ocurrencias el amigo Guillermo, feliz habitante cada jueves de esta página, propusiera un concurso para escoger un animal que simbolice al amor, yo votaría por las palomas.
¿Cómo se nos (des)informa? Acabo de tener una experiencia muy concreta sobre ello.
La vida, cuantitativamente, es una suma de años. Cada 31 de diciembre cerramos un período ya jamás repetible. Hasta ahí he empleado términos e ideas de una desgastada, resabida, barata filosofía. Pero si pregunto si estamos dispuestos a permitir que la vida sea solo una suma de años irrepetibles, quizá empiece a inquietar a mis lectores, sacudiéndoles la rutina.
Primero el pañuelito: el 25 de diciembre, el gobierno israelí decretó un grupo de medidas para «reducir, en el mayor nivel posible, las causas de malestar contra Israel», según el ministro de Defensa, Amir Peretz.
Recientemente celebramos la Jornada de homenaje a los educadores, y acudió a mi memoria una recomendación que le escuché a un profesor en el curso de una conferencia docente, allá por mi época de estudiante en la Universidad de Oriente, en Santiago de Cuba: «El periodista —dijo con acento enfático— debe saber algo de todo y todo de algo».
En horas de la mañana del 26 de diciembre de 2004, la tierra tembló a 4 000 metros de profundidad en el Océano Índico, unos 260 kilómetros al oeste de la costa de Aceh, en Indonesia.
Es lo que pudiera hacer el alto mando militar británico en Iraq, luego de que el lunes, mil de sus soldados tomaran por asalto una comisaría policial iraquí en la sureña Basora y la demolieran. El motivo, según Londres, es que en el recinto, sede de la Unidad contra Crímenes Graves, se torturaba sin piedad a los presos, y que de los 127 que había allí, muchos estaban a punto de ser ejecutados extrajudicialmente.
Como, por lo general, los cazadores de chismes en la red trabajan en centros laborales que cuentan con Internet, cubren parte de su tiempo buscando en la telaraña de las tres «w» las cosas más insignificantes.
Me perdonan si vuelvo a traer en estas Cartas a Gore Vidal, pero creo que no debería dejar pasar lo que ahora regresa a mi memoria, leyendo en las noticias que George W. Bush, con el patrioterismo a la orden del día, le ha regalado por Navidad a los ciudadanos de su país el anuncio de que más soldados partirán al campo de batalla a destripar enemigos. Al menos unos 70 000 en los próximos dos años se irán, como Mambrú, a la guerra en el Oriente Medio.