La anécdota es repetida en los cuarteles militares y, aunque nunca averigüé su certeza histórica, siempre se me quedó como un dibujo nítido del peso de la Cuba seudorrepublicana en el escenario mundial.
Aclaración primera: como las especulaciones, los bretes, las apuestas (quinielas, les llaman en Europa) y las maledicencias abundan y no entienden la «calma» de Cuba (que nosotros preferimos calificar como paz, en tanto esa es la verdadera condición de nuestro espíritu cuando no lo estremecen temores, ni impaciencias, y hay seguridad en lo que se hace hoy y se hará mañana), me apresto, en nombre propio, puesto que mis compatriotas lo hacen en tono y actos colectivos, a responder algunas, solo para dejar constancia escrita de ello, por lo de las «hojas de ruta» y las «frutas maduras».
La decisión tomada por Fidel de no aceptar la nominación para el cargo de Presidente del Consejo de Estado y de Comandante en Jefe durante la próxima constitución de la Asamblea Nacional, ha dado la razón a quienes vaticinaban tal posibilidad y seguramente ha sorprendido a quienes esperábamos, con una esperanza absoluta, verle plenamente recuperado y, por lo tanto, tenerlo nuevamente, vital y enérgico como hace año y medio, reincorporado a las tareas cotidianas de gobierno. Por lo tanto, la noticia es tema para las opiniones más disímiles sobre este asunto de importancia nacional e internacional.
Como dice un amigo cubano: «Fidel siempre está tres pasos delante de sus...
Si usted se monta en un ómnibus urbano, por ejemplo, y paga con un peso, hay un 90 por ciento de probabilidades de que el conductor no tenga menudo para devolverle los 60 centavos. Calcule que esto puede suceder con...
Alguien dijo que los cubanos somos demasiado categóricos. Que un europeo —de preferencia un nórdico— es capaz de asimilar una posición contraria y manifestar más atenuadamente su desacuerdo. Si su parecer no se aviene con el de su interlocutor, le dirá algo parecido a «tengo la impresión de que no concordamos; su opinión me merece respeto, pero tengo un punto de vista diferente, y es este: bla, bla, bla...».
En Cochabamba también se rechaza a la Media Luna. Foto: Indymedia
Es la gran paradoja. En un mundo donde los anuncios graves provocan terremotos políticos y hacen tambalear gobiernos, donde los Premios Nobel de la Paz encogen los hombros ante tanta conmoción, donde los analistas sufren para que la tranquilidad no se escape, causa asombro que un pequeño país conozca la gran noticia y la vida continúe su curso.