Desde la más reciente vista oral de la actual fase de un interminable proceso de apelación, el pasado 20 de agosto en Atlanta, el Tribunal de Apelaciones del...
Si bien relacionado con esos dos hechos puntuales, el concierto devino un resumen de estos 15 años en la vida profesional de una de las cantantes más rigurosas de este país. La primera virtud del recital coincidió desde luego con el gran valor de Rochy todo este tiempo: la exquisitez del repertorio. En casi dos décadas de trabajo, no hay una concesión, una baladita tonta, una ligereza fuera de lugar: Rochy afronta siempre bellas canciones, sin renunciar a la gracia y la sensualidad. En los últimos tiempos, no disimula una cierta inclinación hacia los temas paródicos, que no hacen sino reforzar el convincente histrionismo de la intérprete. Ella canta con mucho arte, con mucho sentimiento, sin alardes, sin subrayados, sin rajarse las vestiduras ni formar un escándalo en el escenario a la primera oportunidad.
El Puerto de Manatí es un diminuto asentamiento posado como un alcatraz en la costa norte de Las Tunas. Según el último censo, no desborda el millar de habitantes. Allí nacieron, crecieron y radican aún varios de mis mejores amigos. Con muchos de ellos trabé amistad en mi ya lejana época de estudiante secundario. A otros los conocí en circunstancias extradocentes, aunque igual de perdurables. Solemos encontrarnos alguna que otra vez y, cuando eso sucede, nos vienen a la memoria los buenos y los malos momentos pasados juntos.
Con las nobles resacas de las celebraciones por el Día del Periodista, hoy me permito hilvanar ciertas percepciones y sentimientos acerca del gremio; «porque mi gente es mía», como redundara —¡oh!— cierta canción a La Habana.
Hace 116 años, un 14 de marzo, apareció el primer número del periódico Patria fundado por Martí, y ese acontecimiento suscita en mí recuerdos y reflexiones acerca del papel que desempeñaron y desempeñan los medios de comunicación en la lucha de nuestro pueblo. Repasemos algunos hechos.
Silvio Berlusconi, el sujeto más rico de Italia, no pierde oportunidad para meter el delicado. El jueves pasado, cuando en un programa de TV una joven le preguntó cómo hacer para sostener una familia mientras no se dispone de trabajo fijo, se cobra un sueldo bajo y la vivienda está hipotecada, Il Cavaliere le soltó: «Como padre, el consejo que le doy es casarse con el hijo de Berlusconi o con algún otro que no tenga esos problemas».
A veces invertimos ambos términos y nos basta con exhortar a trabajar para sentirnos tranquilos. No; no estimo que nuestros problemas, que nuestras contradicciones se resuelvan con pal...
En la Uni...
Cuando aquel señor, entre severo y suplicante, vio la duda en mi rostro, el no en la punta de la lengua, me espetó un demoledor: pero... ¡usted es periodista!, ¿no? Y lo había dicho todo.
A la parálisis sobrevino la acción. Tomé papel y lápiz, realicé unas entrevistas sumarias, garabateé la despedida de duelo por encargo... y hasta escuc...
Pobre Marion Cotillard. Ganó el Oscar 2008 como mejor actriz por su personificación de Edith Piaf en la película La vida en rosa, pero la revista Marianne comenzó a hacer circular declaraciones que la actriz francesa formuló hace un año: puso en duda entonces la versión oficial de la Casa Blanca sobre los atentados del 11/9. La vieja noticia fue retomada por medios británicos y estadounidenses y se especula ya que eso le costará la carrera en Hollywood y tal vez en Francia misma, dado que la cuestión estalla en momentos en que el presidente Nicolas Sarkozy procura un acercamiento íntimo con la Casa Blanca. Los Oscar suelen meterse en escándalos que la prensa norteamericana adorna y sus lectores disfrutan, solo que es la primera vez que le pasan a una estrella la factura con retroactividad.