El auditorio fue sorprendido cuando se habló de la existencia de jóvenes desempleados en Caibarién, mientras la revelación originó de inmediato un ¿cómo es posible? de resonancia sideral, que saltó cristalino al ruedo en ojos que parecían desorbitar en gesto de asombro numeroso.
El trance, acompañado hasta del disgusto, tampoco fue por la afirmación de que había falta de empleo, sino por el hecho de que en ese municipio laboran, prácticamente, habitantes de todos los territorios de Villa Clara.
La génesis de cómo ha sido posible se llama su polo turístico de la cayería norte, asiento de una gran red hotelera y de otras prestaciones en la que trabajan miles de personas. Para despejar el cómo sideral llegó como un mazazo el único razonamiento lógico: no tiene sentido que haya desempleo de jóvenes en el municipio.
A la contundente aseveración siguió el silencio. No se esgrimió ninguna justificación para apuntalar lo ocurrido por los responsables del timón del Gobierno local. Lo mejor, pienso, para evitar enredarse más en el patinazo y caer de cuajo en otra insensatez.
Este desliz retrata muy bien aquello de que en casa del herrero cuchillo de palo y viene a reiterar cómo andan por ahí todavía muchos ¡cómos!, cuyos orígenes no tienen sentido.
Obvio. Esa realidad motiva incomprensiones y, consecuentemente, lo que más fastidia sobreviene cuando muchísimos tratan de justificarlas, en vez de pronunciar el «tienen razón, vamos a resolverlo» ¡Qué difícil les resulta a algunos aplicar a tiempo la marcha atrás!
El desempleo de jóvenes en la mata del empleo afloró en la última visita gubernamental nacional a ese municipio que analizó la situación actual, afectada todavía, y las buenas perspectivas de su polo turístico, y el funcionamiento del Gobierno en Caibarién.
Lógicamente, la situación en torno al empleo revelaba por sí sola que tampoco andaban bien otras cuestiones en el funcionamiento y dirección de la administración local, como se comprobó en el intercambio con las máximas autoridades, cuyo fin primordial estaba en ayudar a corregir el tiro.
De ahí que para despejar el camino la orientación fundamental en la palabra de peso del Gobierno central fue fortalecer la dirección del Poder Popular para que todo marche lo mejor posible.
A lo intangible que daña hay que pararlo, ¡ya!