Cuando en uno de los debates del recién concluido 7mo. Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular el diputado por Arroyo Naranjo Gerardo Hernández Suárez (Pupi) pidió la palabra hizo estremecer al auditorio con una verdad muy criolla: «Si hoy le dejas de dar un beso a tu novia, aunque mañana le des tres, el de hoy lo perdiste».
Pupi se refería, en el punto de la agenda dedicado a la alta fiscalización del Parlamento al Ministerio de la Construcción, a la importancia de hacer las cosas bien en el programa de la vivienda, de evitar chapucerías (que no son pocas) y aprovechar cada momento para abrir espacios a la verdadera participación popular.
Este concepto fue profundamente abordado por el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, en su discurso de clausura, quien convidó a innovar, cambiar y transformar permanentemente las formas de participación democráticas, aprovechando los saberes, la fuerza e iniciativa popular, no de manera formal, sino orgánica y respetuosamente. Y llamaba a que el ejemplo brindado durante varios días de discusión por los diputados se multiplique en los escenarios cotidianos del barrio, de las comunidades, en «todos los espacios sociales, en todas las instituciones y órganos del Estado a todos los niveles para fomentar la acción creativa y responsable en el proceso revolucionario socialista».
De esa manera, si explotamos bien las potencialidades para sumar a todos a la construcción colectiva, estaremos fortaleciendo nuestras esencias y abriéndole mayor cauce al pluralismo político que existe en nuestra sociedad. Pluralismo que nadie debe confundir con pluralidad de partidos, sino con las oportunidades que tenemos todos en Cuba de hacer política en función del bien común. De esa diversidad de ideas, puntos de vista, consideraciones múltiples, se llega a resultados trascendentes para el rumbo de la nación.
Las bases de este ejercicio democrático fueron descritas por el Comandante en Jefe, Fidel Castro, ante una pregunta de la CNN en 1998: «Todas nuestras organizaciones de masa se reúnen periódicamente, celebran sus congresos, hablan con una libertad absoluta y exponen allí todos sus puntos de vista. Lo mismo en el seno del Partido: cada uno tiene la posibilidad de exponer sus criterios y, por muy críticos que sean, se les escucha, se divulgan sus planteamientos, e incluso, en muchas ocasiones esos puntos de vista se aprueban y se apoyan en nuestros congresos. Es ahí, no simplemente a través de la multiplicidad de partidos, que nosotros vemos la participación activa del pueblo y el verdadero pluralismo político».
La Asamblea Nacional, además de aprobar cuatro leyes que constituyen en su conjunto una relevante reforma procesal y judicial, luego de analizar valiosas propuestas que modificaron segmentos importantes de las normas, también respaldó los documentos aprobados en el último Congreso del Partido referidos a la Conceptualización del Modelo Económico y Social de Desarrollo Socialista y los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.
Estos textos constituyen una guía, indican un camino y ofrecen la visión de la nación que queremos, plena de justicia social, cuando algunos pretenden sembrar la idea de la inoperancia y el fracaso del socialismo, con el objetivo de generar dudas, pesimismo e introducir elementos de restauración neoliberal y capitalista en nuestro país, poniendo especial interés en la juventud.
Frente a esas intenciones, el espíritu y la letra de los documentos programáticos del 8vo. Congreso, junto con las Ideas, Conceptos y Directrices emanados de él y también respaldados por los diputados, convidan a la esperanza, a alcanzar los sueños que nos hemos propuesto, a enfrentar la política imperialista de bloqueo con resistencia creativa para ir venciéndola cada día, a partir de lo que seamos capaces de hacer y compartir. Se convierten en fortalezas para incentivar la transformación y desechar cualquier resquicio de burocratismo, desidia e insensibilidad.
En esta hora sublime, Cuba está urgida de cambiar lo que deba ser cambiado, de hacer Revolución sin cortapisas, de desplegar todo el humanismo de sus hijos. Se abre al abrazo de quienes la saben amar, de esos que no le niegan su cariño. No esperemos a mañana. A Cuba hay que quererla, hay que besarla hoy.