Como en Rebelión de la granja, la novela de George Orwell, hay a quienes el contexto de la actualización cubana parece alentarles no solo a trastocar los «siete mandamientos», sino hasta el mismísimo muro sobre el cual se estamparon.
Ya sabemos que en la novela del escritor inglés los animales de la granja llevan a cabo una insurrección, que termina por crear sus principios, estampados sobre una pared.
Lo más sorprendente es el final del relato, cuando los cerdos se constituyen en una élite dentro de la granja, hasta que terminan por cambiar los Siete Mandamientos, incluyendo el más esencial, el séptimo, convenientemente modificado: «Todos los animales son iguales, pero algunos animales son más iguales que otros».
Algún lector dirá que exagero al acudir a semejante comparación, pero resulta que los transformistas de «mandamientos» ya hacen galas en algunos de nuestros espacios. Me lo reafirmó en fecha reciente un especialista, quien afirmaba en televisión que él no tiene ningún conflicto con las «élites», las cuales son «normales» en cualquier sociedad, que necesitan de ellas para «progresar»…
Resulta que coincide con los ideólogos de derecha, para los cuales las élites son ineludibles y sería una fantasía pensar en su eliminación. Precisamente el derrumbe del socialismo soviético reubicó a las élites en un lugar central de la teoría social.
Entre los atributos propios de una élite se consideran una riqueza personal considerable. También se refiere a situaciones en las que un grupo, que reivindica poseer grandes habilidades, conspira para conseguir privilegios a expensas de otros… Puede hacer referencia a situaciones en las que una cúpula recibe privilegios y responsabilidades especiales, con la expectativa de que mediante estas medidas quede beneficiado todo el pueblo… Se les vincula, además, con la clase social y con lo que los sociólogos denominan estratificación social… Las personas de clase social alta son reconocidas normalmente como la élite social.
Y mientras más se profundiza en lo que el elitismo significa, menos acomoda en los postulados por los que sacrificaron sus vidas tantas generaciones de revolucionarios en este archipiélago, y menos aún encaja en las transformaciones en marcha.
Cuba ha padecido años de dificultades, y hasta medidas difíciles de superar, algunas de las cuales incubaron gérmenes de elitismo, acentuaron la estratificación social y distorsionaron la pirámide social; pero, como ha sido fundamentado en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, los procesos en marcha están muy lejos de pretender devolver a nuestra nación a los tiempos de las élites de cualquier naturaleza. Cuba busca avanzar hacia más socialismo, y pese a las fracasadas experiencias del modelo en otras geografías, socialismo y elitismo son, definitivamente, como aceite y vinagre.
Los Lineamientos, por ejemplo, apuntan el propósito de acabar con el igualitarismo, aunque la igualdad de oportunidades sigue presidiendo las esencias de la Revolución. De lo que se trata es de honrar el principio socialista: «De cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo», para acabar de enderezar nuestra pirámide social.
Nada de lo subrayado hasta hoy por la actualización invita a la idea de favorecer elitismo alguno. Raúl ya dejó bien claro que debe garantizarse que ninguna decisión trascendente pueda tomarse sin consulta con el pueblo, sin consenso nacional. La misma discusión de los Lineamientos y la que está en marcha sobre el Anteproyecto del nuevo Código del Trabajo son ejemplos.
En el ámbito político la decisión de que no puedan ostentarse los más importantes cargos públicos más allá de dos períodos de cinco años es también una señal clara para una etapa inédita de la Revolución, cuando no pueda contarse para las candidaturas con la autoridad y el prestigio históricos de los líderes fundacionales.
Las medidas más radicales en la economía apuntan también a romper con el verticalismo, que ofrece demasiado protagonismo hacia arriba, y favorecen estructuras y formas de gestión y participación más socializadas. Hasta en este campo se adoptan decisiones para que todas las formas productivas estén en igualdad de condiciones para producir, como las 17 medidas adoptadas por el Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros para zafar las ataduras a las unidades básicas de producción cooperativa.
El país necesita erigir muchas cosas, pero no un Olimpo para «elegidos»; en todo caso lo que debe seguirse buscando es el ascenso al pueblo. No requerimos elitismos, sino participación, además de protagonismo y construcción colectiva. Hay que poner el parche antes de que caiga la gotera. No sea que alguien crea que puede hacerles a nuestros mandamientos como a los de la granja de Orwell.
toyo
Viernes 22 septiembre 2017 | 02:04:36 am.
Magnifico libro el que cita y cuya posecion hace un tiempo no era recomendable lo que me demuestra que las cosas REALMENTE estan cambiando,pero mas interesante aun es que aborde el tema de la desigualdad,mas dolorosa por cuanto muchas veces aquellos que son "mas iguales" no consiguieron sus privilegios como fruto de su talento o su trabajo.El igulitarismo es tan o mas dañino que la desigualdad y solo sirve para emascarar u ocultar la verdadera elite y sus privilegios con la famosa moral del "calzoncillo":Haz lo que digo,no lo que hago,que lleva a una situacion que Orwell describio en oto de sus magnificos libros:"1984"
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Andrés
Viernes 22 septiembre 2017 | 02:04:36 am.
Es totalmente cierto lo que dice DAZ (comentario 2). También Toyo (comentario 1) y Daniel (comentario 9) tienen razón. El asunto de las élites es en mi opinión uno de los elementos cruciales que diferencian al socialismo del capitalismo. Si dejamos que emerjan élites del tipo que las sociedades capitalistas conocen, entonces llegaremos al nivel de violencia (física ó no) que muchas de estas sociedades experimentan. Yo, en lo personal, no quiero eso para mi país. Mi experiencia de emigrado me ha dejado claro lo que eso significaría para mi pueblo. Por otro lado, no podemos negar que algunos van a ser más prósperos que otros. Si negamos que la gente con su trabajo pueda ascender materialmente, también estaríamos cometiendo una injusticia. Cómo permitir la prosperidad (y la diferencia que trae aparejada) y al mismo tiempo desterrar el sentimiento de superioridad que muchos “prósperos” comienzan a mostrar? En mi opinión, el reto del socialismo cubano es precisamente poder compaginar estos dos criterios. La máxima debiera ser "tu prosperidad será respetada y bienvenida en Cuba, siempre que no olvides que Cuba es un país de trabajadores". No habrá privilegios especiales, ni se va a promover la mentalidad de élite (como sucede en otros lugares). Ahora bien, es posible tener una sociedad dónde la mayor parte de los ricos no se comporte de modo tan aristocráticamente despreciable, cómo sucede en la mayor parte del mundo industrializado? Esto es un reto. Pero es perfectamente posible. Por ejemplo, si miramos a muchos países ricos, no es el mismo comportamiento el de los médicos norteamericanos, que el de los ingleses, como muestra el documental de Michael Moore (Sicko). Los últimos aceptaban niveles altos de prosperidad, pero sustancialmente menores de los que muchos de sus homólogos norteamericanos aceptarían. Nadie los obligó. Los médicos ingleses ó franceses sencillamente han internalizado valores más solidarios porque sus sociedades los han promovido (quizás no en el presente, pero sí en el pasado). En muchos países nórdicos los ricos están dispuestos a pagar altos impuestos para contribuir al estado social, y no son necesariamente más hostiles al estado ó a la sociedad por esto. El nivel de transparencia en países como Noruega es impresionante. Todo el mundo publica lo que gana. Si no existe una mentalidad más solidaria en los países anteriormente mencionados (y en otros similares), es sencillamente porque no se promueve. La solidaridad no se promueve a gran escala en el capitalismo. Sin embargo, la evidencia muestra que es perfectamente posible estimular a la gente a tener comportamiento socialmente aceptables, si hay voluntad política para ello. En Cuba, todos los cubanos tenemos la responsabilidad de elegir que estándares sociales queremos: no sólo el estado cubano, sino, toda la sociedad. De ahí la importancia del debate. Yo creo que uno de los grandes aciertos del socialismo cubano fue precisamente desterrar la mentalidad "señorial" de Cuba. Una vez JR citó un ejemplo dónde el maestro Frank Fernández se bajó de su auto para ayudar a empujar el auto de otro chofer, el cual no salía de su asombro al ver quién lo estaba ayudando. A eso me refiero. Se puede ser rico, mientras no se olvide de dónde viene, para quién trabaja y quién manda en Cuba: los humildes. Yo, en lo personal, aceptaría a una persona próspera (con su trabajo) siempre y cuando no quiera jugar al "aristócrata" conmigo.
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Daniel
Viernes 22 septiembre 2017 | 02:04:37 am.
solo me gustaria aclarar que en Cuba ya hay algunos ricos. algunos nombres conocidos: Silvio Rodriguez Sotomayor (el de salto alto) El Tosco (de NG) Robertico (el que se dice comico) y muchos otros. esto no quiere decir que su riqueza sea mal habida. se han enriquecido de su trabajo y no explotan a nadie. como siempre digo, no conviene generalizar.
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DAZ
Viernes 22 septiembre 2017 | 02:04:37 am.
Estimado Ronquillo, el tema del que escribes es tan importante para el país y la contundencia y claridad con que lo haces es tal que asombra no encontrar siquiera un comentario a tu artículo, tras un día de haber sido publicado… Uno teme que se trate de falta de apoyo entre los lectores, porque eso sería un indicativo bastante fuerte de que una parte, acaso mayoritaria, de los lectores que tienen acceso a la versión digital de esta columna y medios para intervenir en ella, no apoyan tu punto de vista… Ojalá me equivoque… En contraposición, me gustaría subrayar que comparto plenamente tu visión: las estratificaciones estructurales de las sociedades, de las que nacen espontáneamente las elites, no son la solución a los problemas sociales; ellas son los problemas sociales… No es lo mismo “jerarquización”, aproximación restringida y puntual para el enfrentamiento a tareas dentro de un grupo de trabajo, independientemente de su número y composición, que “división clasista de la sociedad”, siempre de naturaleza estructural… Las jerarquías se pierden (o deben hacerlo) fuera del ámbito laboral… Los estamentos elitistas son ubicuas y atemporales… La pobreza siempre es relativa; las diferencias sociales siempre son absolutas… A mí también me maravilla (y preocupa) el desenfado con que algunas personas difunden libremente su avenencia con la existencia de ricos (materiales), como si su sola existencia no implicara inevitablemente la existencia de pobres… Hay ingenuos que arguyen que esta es la única vía de alcanzar el “desarrollo”, el “progreso”, el “bienestar” sin aclarar ninguno de esos términos ni comprender que el “desarrollo tecnológico necesario” es siempre un horizonte… El socialismo centro-euroasiático comenzó a avanzar inexorablemente hacia su desaparición –tal como ocurrió– desde el momento en punto en que aceptó la carrera en pos del paradigma de desarrollo elaborado por el capitalismo, a partir de la existencia del Tercer Mundo en provecho de este, no solo sin contar con el “pulmón artificial” que aportaban al capitalismo las excolonias, sino a despecho de la iniquidad que constituía la propia existencia y mantención de tal jerarquía de naciones… El reto no es propiciar la aparición de elites; el reto consiste en elaborar un nuevo paradigma en el que las elites no tengan lugar, porque todos los humanos, absolutamente todos, somos mortales y para todos tiene vigencia el adagio martiano de que “toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”… Actuemos racionalmente como sociedad: elaboremos ese paradigma… Gracias.
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jose
Viernes 22 septiembre 2017 | 02:04:38 am.
Casi no hace falta decir que el asunto es dificil y requiere de una buena dosis de sinceridad y falta de fanatismo para llegar a conclusiones aceptables para la mayoria de las personas.Desde mi punto de vista es ridiculo pensar que la existencia de ricos es la causa de todos los problemas sociales,pues ,si fuese esa la situacion, bastaria con eliminarlos.Por otro lado,las sociedades no se dividen necesariamente en ricos y pobres,posiblemente en muchos paises hay una muy abundante clase media no rica que dista mucho de ser pobre.En realidad,la historia demuestra como los paises que le declaran la guerra a los ricos acaban mandando a casi toda su poblacion a la pobreza.
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nrt
Viernes 22 septiembre 2017 | 02:04:38 am.
"detras de cada fortuna hay un crimen" Balzac. En eso no hay excepcion. El dia que en Cuba aparezcan los ricos, y con ellos los abogados litigantes de reclamaciones, hasta ahi llegamos. He escuchado algunos intelectuales cubanos decir que no hay nada malo en ser ricos. (con esos aliados, no hace falta enemigos)
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Jose Diaz
Viernes 22 septiembre 2017 | 02:04:38 am.
Muy bueno su escrito y comparto lo escrito por Daz#1, solo el tiempo dira quien tuvo la razon en la busqueda del socialismo democratico. Los lineamientos apuntan a una cosa pero la realidad es otra.
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JoLuBaRo
Viernes 22 septiembre 2017 | 02:04:39 am.
Dice la RAE, ELITE: Minoría selecta o Rectora. Dice Silvio Rodríguez: "Tener no es signo de malvado y no tener tampoco es seña de que acompañe la virtud", lo cual, sin discusión, es muy cierto. Hasta "Riqueza personal considerable" es un termino relativo. No obstante, sea como sea que se mida, no pienso que sea malo si se obtuvo de modo honrado, lo cual incluye cumplir con las obligaciones fiscales, que es una forma de contribuir con el desarrollo del país. Lo malo es cuando a esos lo privilegian por tener bastante dinero, entonces sí que se convierten en una élite. Y lo peor es cuando uno de esos privilegios es convertirse en rectores.
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DAZ
Viernes 22 septiembre 2017 | 02:04:39 am.
Jose, si tú y yo vivimos en el mismo mundo, en este mundo en el que (sin fanatismos) la absurda codicia de los ricos está llevando a la especie humana a su autoaniquilación, puesto que son ellos quienes dictan las políticas a seguir y modelan el mundo a su conveniencia, resulta difícil justificar su existencia COMO CLASE… Uno se pregunta, ¿en aras de qué semejante orden mundial?, ¿qué goce puede haber en (es solo un ejemplo) restar a otros el agua de tomar para destinarla a albercas privadas?, ¿cuál suponen los poderosos que pueda ser una meta mejor que la de poner a disposición de todos los humanos recursos equivalentes que les permitan realizar sus existencias en plena equidad, si al final todos somos protocadáveres?… Cuando afirmas que “la historia demuestra como los paises que le declaran la guerra a los ricos acaban mandando a casi toda su poblacion a la pobreza” se te olvida decir con quién comparas a los miembros de la población “sin ricos”… Si no hay ricos que sirvan de referentes, ¿por qué no aceptar igualmente que en ese país del que hablas, por el contrario, no hay pobres?...El argumento que tendrías que discutir (sin fanatismos, a partir de evidencias de la física elemental: la materia ni se crea ni se destruye) es que los ricos alcanzan su condición NO a expensas de los pobres, que devienen, por esa vía, EMPOBRECIDOS… Gracias.
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rolo1
Viernes 22 septiembre 2017 | 02:04:40 am.
100% con el.segundo comentario
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