GINEBRA, septiembre 16.— Cada año mueren en el mundo 2,8 millones de niños durante el primer mes de nacido, un millón de los cuales, ni siquiera alcanza su segundo día de vida, indica el informe anual de Unicef divulgado este martes.
Bajo el título « El compromiso con la supervivencia infantil: Una promesa renovada», el documento destaca no obstante, que las tasas de supervivencia en menores de cinco años aumentaron considerablemente a partir de 1990.
En ese período, el número absoluto de fallecidos de niños menores de cinco años se ha reducido a la mitad, desde los 12,7 millones a los 6,3 millones, aunque muchos de esos decesos son todavía evitables, con intervenciones simples y efectivas, indica el texto.
«Es realmente esperanzador que la brecha de desigualdad en materia de supervivencia infantil se esté reduciendo continuamente», señaló Geeta Rao Gupta, directora ejecutiva adjunta de Unicef.
«Necesitamos aprovechar este momento y utilizarlo para impulsar programas que centran los recursos en los hogares más pobres y desfavorecidos; una estrategia que tiene el potencial de salvar el mayor número de vidas de niños».
Entre los problemas que favorecen la pérdida de recién nacidos, el informe resalta los fallos en el sistema sanitario durante el momento del parto, así como la considerable diferencia existente entre países, y entre ricos y pobres.
Manifiesta también que casi la mitad de las mujeres no recibe el mínimo recomendado de cuatro visitas de atención prenatal durante el embarazo y las complicaciones relacionadas con el alumbramiento son la causa de aproximadamente un cuarto de todas las muertes de neonatos a nivel mundial.
Tampoco la calidad de los cuidados es suficiente incluso para las madres y bebés que están en contacto con el sistema sanitario.
«Los datos muestran de manera clara que las probabilidades que un niño tiene de sobrevivir aumentan radicalmente cuando su madre tiene acceso sostenido a atención sanitaria durante el embarazo y el parto», agregó Rao Gupta.
«Tenemos que asegurarnos de que, donde existan estos servicios, se utilicen plenamente, y que cada contacto entre la madre y el personal sanitario tenga un impacto real. También hay que hacer un esfuerzo especial para asegurar que se llega a los más vulnerables».
El documento además revela que el nivel educativo y la edad de la madre tienen una relevancia significativa en las probabilidades de supervivencia de su hijo, reporta PL.