Irma Cáceres mereció el Premio José Martí. Autor: Ismael Batista Publicado: 21/09/2017 | 05:17 pm
CARACAS.— Antier se cumplieron cuatro meses exactos de mi vida íntima con Irma Cáceres, la flamante premio de Periodismo José Martí 2012 por la obra de la vida.
Con la Doñita, como llama ella en su alcurnia de dama de clase y señora elegante a sus congéneres; o con la Tía, como la bautizan los varones del oficio que han compartido tantos años de bregar junto a esta maestra de generaciones del periodismo de televisión y las agencias informativas internacionales, me ha tocado vivir la experiencia histórica y única que será seguir desde el oficio reporteril uno de los momentos cruciales de la humanidad: el hacer de la Revolución bolivariana y de su líder —Hugo Chávez— en un año electoral.
Apenas cerrando la tarde de este viernes, supimos, velo mediante y suspenso de siempre, que nuestra ilustre compañera —a quien le ha tocado en estos cruciales meses coordinar la labor reporteril de un pool de medios de prensa cubanos acreditados en Venezuela— ha sido acreedora del más importante galardón al que aspira un periodista criollo.
Señora emblemática de los medios, con su voz sui géneris, su tono único, sus temas exclusivos, sus análisis incisivos y su rostro lozano, el otorgamiento del Premio José Martí a la casi septuagenaria Tía de la prensa televisiva cubana salda una deuda de hace mucho tiempo.
Grande y dulce, severa y diáfana, prolífera y original, la Cáceres ha trascendido el umbral del oficio para entroncarse en la savia nutricia y fructificadora de la cultura nacional.
La Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) no ha hecho más que hacer justicia a quien lo merece. Irma es mucha Irma. Yo puedo atestiguarlo.