Discurso del compañero Bruno Rodríguez Parrilla, ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba. Autor: Getty Images Publicado: 21/09/2017 | 05:01 pm
NACIONES UNIDAS, septiembre 21.— Cuba demandó en la ONU un nuevo orden económico y político internacional, basado en los principios de solidaridad, justicia social, equidad y respeto a los derechos de los pueblos y de cada ser humano.
La demanda fue expuesta por el ministro cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, al hablar ante el plenario de la cumbre convocada por Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), reportó PL.
El Canciller afirmó que la falta de solución a los problemas más graves del desarrollo y a los padecimientos de miles de millones de personas que viven en la pobreza y el subdesarrollo afectará también a las sociedades industrializadas, en las cuales aumentan los desempleados y se expanden políticas migratorias salvajes.
También «tocará a las puertas de todos, sea por la vía de los flujos migratorios descontrolados e inmanejables, por medio de las enfermedades y las epidemias como consecuencia de los conflictos generados por la pobreza y el hambre, o como resultado de hechos hoy impredecibles», apuntó.
En contraste, destacó que las metas previstas en la Declaración del Milenio han sido cumplidas en Cuba prácticamente en su totalidad y en algunos casos superadas con creces.
Puntualizó que «nuestro compromiso rebasa las fronteras del país y ha permitido contribuir al desarrollo social de otras naciones del Tercer Mundo».
Rodríguez explicó que ese logro es resultado directo de una Revolución que ha puesto como prioridad el bienestar de la población, en un clima de equidad y justicia social, y de la sociedad que construimos, basada en la solidaridad.
«Un éxito logrado a pesar del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto al pueblo cubano durante medio siglo, por el Gobierno de los Estados Unidos», puntualizó.
El Ministro cubano expresó satisfacción por los altos índices alcanzados por la Revolución Bolivariana, gracias a profundas políticas sociales desarrolladas por el presidente Hugo Chávez, pese a los intentos de desestabilización.
También saludó los significativos resultados presentados por Bolivia, Nicaragua y Ecuador a partir del compromiso y acción de sus gobiernos.
En la misma línea resaltó los avances de los países miembros de la Comunidad del Caribe, los niveles de cooperación e integración solidarios en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) y los resultados conseguidos por el Gobierno de Brasil.
Precisó que esos progresos no han dependido de la ayuda internacional de los países desarrollados, la cual es casi inexistente, ni de cambios positivos en el orden económico global, que continúa siendo sumamente injusto y expoliador, a favor de los países ricos.
Al respecto señaló la profundización del intercambio desigual, la contracción de la asistencia oficial al desarrollo, la limitada y contraída transferencia de tecnología y las restricciones que persisten en los mercados de las economías más avanzadas para las exportaciones de los países pobres.
La deuda externa se ha pagado varias veces, pero se multiplica, y la desregulación y corrupción financiera en los países desarrollados provocaron una crisis global con consecuencias especialmente negativas para las economías subdesarrolladas, añadió.
También se refirió al aumento del número de personas que viven en la pobreza extrema y las que padecen hambre a nivel mundial, y advirtió que en África Subsahariana y en partes de Asia esos males permanecen en niveles que hacen muy difícil su reducción.
El Canciller cubano preguntó de qué cooperación internacional se habla cuando ni remotamente se alcanza el compromiso del 0,7 del Producto Interno Bruto (PIB) de las naciones desarrolladas como Asistencia Oficial al Desarrollo.
Esos mismos países son los principales responsables de un gasto militar mundial que asciende 1,4 billones de dólares, lo que representa el 2,4 por ciento del PIB mundial, agregó. Asimismo, denunció la ausencia de voluntad política de los países desarrollados para llegar siquiera a compromisos sustanciales para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Más adelante, preguntó cómo albergar esperanzas de cumplir los ODM cuando se incrementan las referencias a la posibilidad de una agresión militar contra Irán que, de producirse, provocará millones de muertes, afectará la vida de miles de millones de personas y agudizará el hambre y la pobreza en el planeta.
La ONU traicionará su razón de ser si no toma conciencia de estas realidades y actúa ahora, apuntó al insistir en la necesidad de un nuevo orden económico y político internacional.