Los primeros Juegos Centroamericanos y del Caribe que estrenaron mascota fueron los de La Habana, en 1982. Se trató del caimán Cuco, ataviado con una gorra roja y un calendario en sus manos.
Desde entonces cada sede de la fiesta deportiva regional más antigua del mundo ha creado a su acompañante para brindar sabor a los Juegos y, de paso, hacer reflexionar sobre lo que representan.
Ese es el caso de Baqui, nombre que lleva la mascota que animará la 23ra. edición de los Juegos centrocaribeños en la ciudad colombiana de Barranquilla desde el próximo 19 de julio.
Este animal es un mono titi típico de la zona, que tiene una cresta de pelos blancos desde su frente hasta la nuca, pesa como promedio 500 gramos y cuenta con una cola anaranjada en la base y negra en la punta.
De acuerdo con los organizadores de los Juegos, Baqui nació por la constante amenaza en la que vive la especie de mono a la que representa, actualmente en vías de extinción.
«Su ecosistema es uno de los más debilitados en Colombia, ya que la tala de árboles en esta zona del país es recurrente para la agricultura y la ganadería», indica el sitio web oficial de los Juegos.
Además, el tráfico de fauna salvaje ha sido otro de sus problemas, debido a que muchos son vendidos para ser utilizados como mascotas.
«La idea, con esta elección, es recalcarle a la comunidad la importancia de salvar esta especie y evitar que se siga destruyendo su ecosistema, ya que, además de ser parte de la identidad barranquillera, es un activo controlador de insectos», agrega el sitio web.
Además de la mascota, los Juegos también se identifican con un logo.
En el caso de Barranquilla, este se creó de la unión de los principales elementos geográficos que caracterizan la ciudad: mar, río, sabana, arena y sol.
Los mencionados elementos se funden en un horizonte que simula la silueta de la flor de la Cayena, representativa de la región y del folclor colombiano.
Los puntos que acompañan a la ciudad en la parte superior son los colores olímpicos, que llevan como los pistilos de la flor, la semilla del espíritu deportivo y la alegría de la fiesta olímpica.
Son entonces formas orgánicas que representan trabajo en equipo, unidad de pensamiento y, sobre todo, amistad, «porque quien conoce Barranquilla y a su gente sabe que aquí para ser amigos el tiempo es lo de menos», afirman los organizadores.