Jústiz fue uno de los mejores en el elenco cubano. Autor: FIBA Publicado: 21/09/2017 | 06:34 pm
La calidad siempre sale a flote y, salvo excepciones, el mejor se lleva el gato al agua. Pero la historia también tiene su riqueza en el deporte y muchas veces termina demostrando que el desenlace no es obra y gracia de las casualidades, como ocurrió este jueves con el triunfo de Puerto Rico sobre Cuba por 101-69, en partido correspondiente a la llave A del Campeonato Centrobasquet con sede en el Coliseo Roberto Durán de la capital panameña.
Allí la historia terminó pesando, pues fue la decimocuarta ocasión que los boricuas derrotan a los cubanos, en 16 enfrentamientos que desde 1987 han celebrado ambos elencos en estos certámenes.
Los dirigidos por Daniel Scott tuvieron un primer tiempo osado, y aunque adverso, el estrecho 18-20 nos disparó la ilusión. Al pasar los minutos cada vez el sueño parecía más utopía que otra cosa. Puerto Rico dominó la primera mitad por 46-32, tal y como se esperaba. Luego, el alto nivel de sus exponentes, unido al vasto tránsito de muchos de ellos por varios de los mejores circuitos del mundo, se encargarían de enterrar bien hondo las esperanzas.
El curtido base puertorriqueño José Juan Barea supo desplegar toda la sabiduría ganada en su paso por la NBA y resultó el jugador más integral por los vencedores con 16 puntos, seis rebotes y 11 asistencias, mientras que Mike Rosario cargaría con el aval de máximo anotador del partido, con 25 cartones.
La tropa cubana colgó del brazo de su capitán William Granda, el más sobresaliente con 21 unidades, de ellas 15 gracias a su acostumbrada puntería desde el perímetro, además de siete rebotes.
Escoltaron la contribución del avileño, el pívot santiaguero Javier Jústiz, artífice de 19 rayas y nueve rebotes, y el armador avileño Yasser Rodríguez, con 12 tantos.
Hoy los cubanos tendrán otro recorrido por suelo rocoso, cuando enfrenten en el último partido de la jornada al anfitrión, cabeza de grupo con tres sonrisas, mientras que Puerto Rico y los antillanos marchan con dos éxitos y un fracaso.