Viernes en la noche se traducía en puro descanso para el canoísta Arnold Rodríguez. Su mente era un carrusel que no paraba de dar vueltas: pensaba en la competencia que en solo horas le esperaba, quizás más importante y emotiva que la final panamericana del C-1 a 200 metros en Toronto 2015, donde cruzó la meta con un metal bronceado. Estaría en juego su clasificación olímpica y tenía que ganar obligatoriamente (al menos, casi todos pensaban eso), solo así respiraría tranquilo en el Preolímpico de la disciplina que se celebra en Atlanta, Estados Unidos.
Pero después de lograr su objetivo, el artemiseño se llevó una de las mayores sorpresas de su vida. Dominó el C-1 a 200 metros con registro de 41.64 segundos, para relegar al canadiense Benjamin Tardioli (42.17) y al mexicano Marcos Pulido (43.07).
Con ese título, alcanzado en una final directa, debía obtener su clasificación olímpica, según lo que estaba planificado en la comitiva cubana. Sin embargo, tanta ilusión se desplomó en un santiamén. «Aquí me dijeron que eran solo dos cupos para la canoa y que en este caso corresponden al doble de Serguey Torres y Fernando Enríquez, en el C-2 a 1000 metros. Ahora dependo de que la Federación me ofrezca un boleto. Esta noticia no se la esperaba nadie», comentó Arnold a JR, vía digital.
Esperamos conocer pronto detalles esclarecedores sobre este imprevisto y que para beneficio de Cuba, este joven desembarque en Río de Janeiro. De ocurrir eso, Rodríguez tendría como acicate superar el quinto escaño logrado por su padre, de igual nombre, en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, pero en la disciplina de remos.
El compás de espera también le pertenece al indómito Fidel Antonio Vargas, quien quedó tercero en la final del K1 a 200 metros, con tiempo de 37.74 segundos, aventajado por el titular argentino Omar de Andrés (37.47) y el brasileño Edson Freitas Da Silva (37.68).
Vargas conserva fuertes posibilidades de agarrar un pasaporte olímpico, pues Argentina ya tenía un clasificado en la modalidad y el brasileño Freitas Da Silva ya posee boleto en el K-2 a 200 metros.
Solo resta esperar y ver si es posible que todas las embarcaciones cubanas que arribaron al lago Lanier, regresen a casa con el pasaje a la cita estival de Río de Janeiro a cuestas.