Después de analizar las estadísticas de los dos primeros juegos de la final de la Liga Superior de Baloncesto (LSB), hice un par de llamadas telefónicas, y mis interlocutores —que fueron también a la Ciudad Deportiva— desaprobaron el cuestionario.
Primera pregunta, ¿qué equipo cogió más rebotes? Los dos «alumnos» hicieron la (X) en la casilla equivocada. Segunda pregunta, ¿cuál tiro más al aro? Uno acertó, el otro siguió «ponchado». Y tercera pregunta, ¿quién capturó más rebotes, Yoan Luis Haití o Jasiel Rivero? Y ahí los dos aseguraron el suspenso en la «prueba».
Según los datos oficiales de la competencia, al sumar los dos partidos, Capitalinos dominó 58 rechazos en el tablero (34 ofensivos y 24 defensivos). Mientras, los Búfalos se hicieron de 49 (13 y 36).
El Tren azul intentó anotar 144 veces, 11 más que sus adversarios. Y en el duelo bajo los tableros, Jasiel se adueñó de 16 rebotes, por 12 el «Papa».
En los otros numeritos no hay diferencias abismales, ninguno de los dos quintetos exhibe cifras que merezcan muchos elogios, excepto la puntería de los visitadores en el cobro de los tiros libres el viernes, un 78 por ciento inusual en el baloncesto masculino cubano.
Entonces, ¿dónde está la explicación que justifique el dominio, casi absoluto, de los avileños sobre el tabloncillo?
Pues, en la defensa. Los Búfalos se plantaron correctamente, no dejaron que los tiradores capitalinos del perímetro lanzaran el balón con comodidad. Pero estos, desesperados y muy ansiosos, cayeron en la trampa y se aventuraron 41 veces desde la larga distancia, de las cuales solo encestaron siete.
En la zona pintada, también era tan hermética la muralla, que cuando los «coches azules» lograron quebrarla, quedaban tan descolocados que no acertaron en los disparos (38 canastas de 103 intentos), amén de algunos lances que era más fácil anotarlos que fallarlos.
Otro argumento que define lo sucedido, es el team work de los Búfalos. Saben qué hacer en cada momento, se quitan bien la mantequilla de las manos para no dejarse arrebatar los balones, y cuando se apropian de los rebotes los traban fuerte antes de hacer el pase.
Haití, William Granda, Vanier Reyes, Michael Guerra o Alfredo Hernández —los pilares del plantel avileño— se entienden perfectamente entre ellos y con Yasser Rodríguez, un base organizador de lujo por las habilidades técnicas y su inteligencia.
Aunque Jesús Martos, el DT de los Búfalos, no quiera decirlo por cuestiones éticas, como van las cosas, parece que por vez primera en finales entre Ciego y Capitalinos, habrá barrida.