También los gendarmes alemanes reciben llamadas insólitas. Una señora de Darmstadt se quejó de una paloma que dijo no deja de acosarla, vigilarla y merodeaba su hogar todo el tiempo durante semanas, pues cada vez que abría la puerta se le colaba, y cuando lograba sacarla se instalaba en una rama del jardín en espera de nueva oportunidad. La policía le sugirió buscar los consejos de un colombófilo o de un psicólogo animal, y fue remedio santo, porque la paloma nada pacífica, tal y como llegó, desapareció…