LA HABANA, marzo 16.—Importantes obras de autores contemporáneos franceses, belgas, suizos y canadienses subirán a los escenarios habaneros desde este domingo y hasta el venidero domingo 23 como parte de la primera edición de la Semana de Teatro Francófono, informa PL.
El recién reabierto Teatro Martí acogerá la gala inaugural de este evento patrocinado por el Consejo Nacional de las Artes Escénicas de Cuba, la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana y las embajadas de Francia, Canadá, Suiza y Bélgica en La Habana, entre otras entidades.
Entre las obras que serán presentadas durante estos siete días en varias salas de la capital cubana figuran Por ahora dudo y La prueba de lo contrario, de los suizos Marie Fourquet y Olivier Chiacchiari, respectivamente; Juan y Beatriz, de la canadiense Carole Fléchette; El testamento de Vanda, del francés Jean-Pierre Simeón; y La pandilla, del belga Xavier Carrar.
En declaraciones a Prensa Latina, el director artístico del evento, el francés Serge Sándor, dijo que la idea es que sea un festival popular y un lugar de reflexión entre cubanos y francófonos, con maneras de ver el arte dramático muy diferentes, pero con una misma pasión: el teatro.
Para quien desde la década de los 90 del pasado siglo trabaja en el país caribeño, el teatro cubano ha crecido mucho en los últimos 15 años y hoy es más dinámico.
Sobre el público lo que más le llama la atención es su espíritu crítico y diverso. «No son solo los intelectuales quienes acuden a una presentación, sino representantes de todos los sectores populares», acotó.
Fundador de la compañía El Laberinto, Sándor es conocido en Cuba por sus puestas en escena, entre las que destacan El sí de la novia, con Broselianda Hernández en el papel protagónico; El vuelo del Quetzal, con el grupo Korimakao; El vals de mil años y El Caballero de París.
Esta última pieza, escrita y dirigida por el dramaturgo francés, está inspirada en el andariego más ilustre de Cuba, una especie de Don Quijote soñador que siempre vestía de negro.
Dentro de sus proyectos actuales sobresale el montaje de la obra La disputa de Marivaux en la que intervienen menores. Con anterioridad Sándor ha trabajado en Francia con gente de la calle, presos y niños sin familia.
«Tengo un camino un poco diferente a los demás. Me gusta trabajar allí donde la gente no va. La labor de un dramaturgo es ser sensible a lo que vive la sociedad», afirmó.