Coppelia reabre sus puertas. Autor: Ricardo Tamayo Pérez Publicado: 25/06/2019 | 09:10 pm
En la última semana de abril el Coppelia cerró sus puertas para someterse a un proceso de rehabilitación constructiva. Hoy, ante las expectativas del público, se presenta con una nueva visualidad y la intención de seguir mejorando el servicio.
Desde muy temprano, en la populosa intersección de 23 y L, se podía percibir más movimiento del acostumbrado. Muchas personas llegaban con su familia o amigos para descubrir las variadas ofertas de la heladería y sus renovadas instalaciones.
La Catedral del Helado, como también se conoce, vio recuperadas sus áreas verdes, las luminarias y muebles, así como la carpintería de la torre y la plomería de los baños. Al decir de visitantes y trabajadores, en el lugar se siente un refrescante aire de modernidad tras esos cambios en el diseño de los espacios.
Por otra parte, el helado que se brinda es el auténtico Coppelia, por lo que la bola tiene un precio de 1.50 CUP. Lianet Rodríguez, joven de 19 años reconoció: «Ahora es más cremoso y está mejor servido. Si esta mejoría se mantiene, vale la pena pagar un poco más; incluso los dulces tienen mejor sabor».
La actual oferta comprende nueve sabores de helado como máximo en cada área. Entre los preferidos se hallan el chocolate, la fresa, la avellana y la almendra. La inauguración trajo consigo, también, el rescate de especialidades como el Arlequín, la vaca negra y la moka helada, entre otras.
Entre las instalaciones revitalizadas destacan dos establecimientos de venta en divisa que fueron nombrados Cuatro Joyas. Según sus dependientes, el espacio es mucho más acogedor y agradable para los visitantes; tanto cubanos como extranjeros lo han confirmado en este primer día.
Por otro lado, los dos quioscos de mampostería inaugurados en la calle K brindan sus servicios en moneda nacional. No obstante, la gran cantidad de personas que buscaban consumir provocaron un aumento en el tiempo de atención en estas dependencias externas, cuyo objetivo es dispensar barquillos en el momento.
Para Laideline Suárez, estudiante de medicina de visita en la instalación, «era comprensible que hubiera mucha gente y la cola se demorara tanto, pues el primer día todos deseábamos disfrutar los nuevos sabores y especialidades».
«Al menos el trato es mejor que otras veces, las camareras tienen paciencia y buena forma, limpian las mesas antes de tomar el pedido y además los platos salen bastante rápido», agregó Ramón Márquez, cliente de 40 años de edad.
Sin embargo, la población mostró inconformidad con la distribución del helado, pues solamente se podían consumir dos especialidades con sabores variados: «No se dijo que solo podríamos pedir dos ensaladas, ni que estas tenían necesariamente que ser de varios sabores. Por ejemplo, yo no puedo comerme una ensalada de chocolate, tengo que escoger mixto», explicó Mariela González, clienta del lugar.
Silvia Duany Pulido, una de las cajeras de la Torre, reconoció que «el cubano está acostumbrado a comer bastante helado, sobre todo, en esta temporada». Como es un alimento de preferencia para todos, «entre los comensales causó incomodidad esta medida, pero no debe ser permanente».
A pesar de esas dificultades, la población agradece la reapertura del lugar y sus nuevas bondades. Para muchos, la principal preocupación es la durabilidad de los beneficios alcanzados.
La Catedral del Helado se reinauguró con merecidos bombos y platillos por ser una institución emblemática, pero no creemos que la meta sea reabrir para la población un hermoso sitio de esparcimiento: Ese es solo el medio de un camino que debe estar marcado por la constancia y una correcta evaluación de la calidad.
La población lo sabe y estará al tanto de que se mantenga o mejore las condiciones del servicio, y sus directivos no pueden desentenderse de esa realidad, por lo que deberán trabajar para mantener las bondades que ha recuperado el centro.
Lea aquí el reportaje que realizó JR