La Habana, 22 de diciembre de 2013.
Año 55 de la Revolución
Queridos educadores:
Celebramos nuestra jornada, en el estimulante marco de las conmemoraciones del 160 aniversario del natalicio de nuestro Apóstol, del 60 aniversario de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes y del 55 aniversario del triunfo de la Revolución. Estas fechas tienen una estrecha relación por historia y eticidad, cuyas enseñanzas trascienden los aniversarios para estar presentes, curso tras curso, en el proceso de la educación patriótica y moral del futuro que hoy tenemos sentado en las aulas.
En el noble empeño de educar y como expresión del papel del Partido, vanguardia dirigente de nuestra sociedad, los educadores contamos con las pautas trazadas por los Lineamientos definidos por el VI Congreso y con los Objetivos aprobados en la Primera Conferencia Nacional.
Elevar la calidad de la educación, en todos los órdenes, es nuestra dirección principal de trabajo y el compromiso con el pueblo y la Revolución. Desde las primeras edades hasta la Universidad, trabajar con ciencia y con conciencia es el requerimiento que nos permitirá avanzar en pos de metas superiores; de ascender para estar a la altura de los reclamos de nuestra sociedad, que por ser la más justa de toda nuestra historia, tiene sobrados derechos de tener también el más alto nivel de exigencia.
Hace más de medio siglo, por la voluntad de todo un pueblo, conducido por Fidel, se derrumbaron siglos de analfabetismo e ignorancia. Hoy, es incuestionablemente superior la instrucción de cualquier ciudadano; hoy es incuestionablemente superior la instrucción de las familias, aun con las deficiencias que nos acompañan, por lo que en el empeño de elevar la calidad de nuestra educación, no habrá nada más importante que contar con educadores cultos, capacitados, creadores y, sobre todo, comprometidos con sus alumnos y con su patria.
En cada colectivo pedagógico de nuestro país contamos con valiosas compañeras y compañeros que trazan pautas a los demás por la calidad de sus clases y ejemplo personal. Apoyémonos en esas vanguardias; coordinemos los mejores esfuerzos día a día en cada lugar; no cejemos en el empeño de aunar voluntades, de aprender de los demás, con la convicción martiana de que «la patria está hecha del mérito de sus hijos» y que «la fuerza está en el sacrificio».
Este homenaje a nuestros educadores, confirma la certeza de las extraordinarias reservas morales que existen en el magisterio cubano y que ellas, alimentadas por el amor, seguirán constituyendo la base segura hacia el futuro.
¡Felicidades!
Ena Elsa Velázquez Cobiella
Ministra de Educación