Ejercicio de sofocación de incendio en Refinería de Cienfuegos. Autor: Juan Carlos Dorado Publicado: 21/09/2017 | 05:03 pm
CIENFUEGOS.— «La ira se puede sentir en todo el Delta del Mississippi. Mientras el géiser de petróleo de la plataforma Deepwater Horizon, casi un kilómetro y medio bajo el agua, continúa intacto, la peor parte de esta catástrofe ambiental, la mayor en la historia de Estados Unidos, se expande hacia la costa, con impactos sobre el medio ambiente, la economía y todas las formas de vida».
Así iniciaba la periodista norteamericana Amy Goodman su crónica En memoria de todo lo que se perdió, en torno al desastre ecológico, económico y político propiciado por la explosión el 20 de abril de la plataforma operada por British Petroleum (BP).
Cuba, como otras naciones adyacentes, tomó nota de dicha catástrofe, cuya magnitud fue muy superior al desastre del Exxon Valdez, ocurrido en 1989 en Alaska.
«En nuestro país existen, desde hace mucho tiempo, planes preventivos y de mitigación para darle respuesta a posibles derrames de petróleo, basados en la experiencia de años de trabajo de la Defensa Civil, y la de otros grupos de la estructura industrial».
Así expresó a Juventud Rebelde el doctor Jesús Salomón Llanes, presidente de la Cátedra de Seguridad y Riesgo de Cuba, y además, uno de los ponentes del I Simposio de Seguridad y Riesgos ante Derrame de Hidrocarburos y Servicios Marítimos Offshore (costa afuera).
Este certamen sesionó en Cienfuegos el 18 y 19 de noviembre, bajo el auspicio del Instituto Panamericano de Ingeniería Naval (IPIN), sección Cuba.
Agregó el científico que es importante analizar cuáles situaciones críticas podrían provocar fallas en la industria, o podrían conducir a una explosión, para que en la concepción del diseño de los diversos objetivos quede delimitado cualquier escenario de avería.
«Actualmente en ductos estamos en el proceso de mapear las microgrietas y hacer pronósticos de falla para anticipar cualquier avería por fallo de derrame, que es lo que se llama mecánica de fractura probabilista. Es un tema novedoso y están trabajando cuatro o cinco grupos a nivel internacional, entre ellos uno nuestro, desde 2004.
«Nosotros tenemos una unidad, un sistema que monitorea, mapea y controla este proceso. Por ejemplo, para una modelación matemática que fue emprendida para el análisis de una microgrieta, necesitamos una supermáquina de 16 gigabytes de memoria ram y un software avanzado de 2010», abunda.
Se avanza en la programación paralela o la alternancia en la información factual de un grupo de máquinas que permiten hacer modelaciones que por otra vía podrían demorar muchos años, acota el doctor.
En Cuba —pondera— se integran los avances de distintas ramas de la ciencia para lograr un modelo especial para teatro de operaciones. Existen grupos de inspección, de operaciones, de investigación, de modelación, los cuales proporcionan información para que el monitor tenga información antes, durante y después de la ocurrencia del probable accidente.
«Nos estamos anticipando con herramientas bastante oportunas, por eso este es un evento también muy necesario desde el punto de vista de seguridad y riesgo, cuya realización incluso estuvo considerada desde el año anterior, previo al desastre de la BP», sostiene Salomón.
La experiencia en la Isla ha demostrado la factibilidad de hacer monitores de riesgo, consejeros de alerta temprana, y otros más avanzados a partir del know how (saber hacer) propio, con mínimos recursos humanos y materiales, de alto nivel de complejidad.
Según el científico, estos monitoreos de riesgo, por sus bondades y potencialidades de cálculo y pronóstico, se encuentran en la primera fase de difusión y generalización a diversos sectores del país.
El monitor de la termoeléctrica de Mariel es el prototipo más avanzado de su género existente en Cuba, con posibilidades de ser el primer prototipo cooperativo, y se multiplica en el sector naval con un alcance mucho mayor.
«Hoy en el país se desarrolla un monitor de riesgo para la actividad de crecimientos de grietas y fallos en ductos a partir de la mecánica de fractura probabilista soportado en la metodología de espacio profundo, investigación iniciada para aeronaves desde 2004», refirió el especialista.
Alertas ante cualquier peligro
El doctor José González Cobas, presidente del Capítulo Cubano del IPIN y del Comité Organizador del evento, señaló elementos a tener en cuenta: «La nación no está exenta de la ocurrencia de estos fenómenos. Solo por la costa norte transitan a diario cerca de cien buques —muchos tanqueros— hacia el golfo de México. Un desastre perjudicaría de forma considerable al turismo».
A lo anterior se une el trabajo de prospección, en fase de avance dentro de bloques de la plataforma insular, así como las inversiones en curso como parte de la expansión de la Refinería de Petróleo Camilo Cienfuegos y el Polo anexo.
El ingeniero José Ramón Díaz, presidente de la Administración Portuaria de Cienfuegos, aportó, en una investigación suya para el certamen, cifras concretas:
«El desarrollo del Polo Petroquímico de Cienfuegos incrementará en 67 y 169 por ciento el tráfico marítimo y cargas operadas, respectivamente. La operación de buques de carga líquida representa más del 70 por ciento del total, por lo que se construirá una terminal de supertanqueros en el exterior de la bahía (Punta Colorados).
«De allí se trasegará el crudo hasta las instalaciones de la Refinería a través de ductos, de ellos 1,2 kilómetros serán por vía marítima. Tales incrementos incidirán en un aumento considerable de riesgos de derrames de hidrocarburos. De modo que se hace indispensable la creación de un sistema de monitoreo mediante la creación de un Centro de Control de Tráfico».
Por ello, y por otras consideraciones expuestas sobre diversidad de fenómenos en esta área, el doctor González Cobas consideró que es loable la realización de encuentros como este, para hablar del tema y aprender entre todos. «En nuestro país no puede suceder algo parecido a lo de BP. De ahí la importancia de preservar y fortalecer los medios de inspección y protección».
En el evento también se analizó el teatro de operaciones para el enfrentamiento de grandes derrames en centrales eléctricas. El máster en ciencias Vicente Castellanos, miembro de la Cátedra de Seguridad y Riesgo de Cuba, particularizó en la termoeléctrica Máximo Gómez del Mariel.
«Un derrame en los interiores de la bahía o en la zona cercana a su entrada, además del daño ecológico, traería como consecuencia la parada por emergencia de la planta y con ello la retirada del servicio eléctrico del país de su potencia instalada de 398 MW», reflexionó.
Pero existen acciones para evitar y reaccionar ante esa posibilidad real y preparar a esta u otras plantas desde el punto de vista técnico y organizativo.
Yasmín Prebal Pérez, de la Administración Portuaria Nacional, significó la confección de planes en las radas del país encaminados a perfeccionar su gestión ambiental.
Cruce de experiencias
El Simposio sirvió para conocer, entre otros elementos relevantes, que en el Centro de Bioproductos Marinos (CEBIMAR) han desarrollado varios productos a base de bacterias degradadoras de hidrocarburos que permiten la disminución de estos contaminantes en ambientes marinos.
Tienen la capacidad de degradar todas las fracciones del crudo, incluyendo los asfáltenos. En particular, el producto BIOL-FC fue utilizado satisfactoriamente en la mitigación de vertimientos.
Por su lado, el Cuerpo de Bomberos proyectó el perfeccionamiento de la Red Nacional de Salvamento y Rescate. En tanto, grandes plantas activan y mejoran cada día sus planes ante catástrofes, aunque este es un proceso continuo, en el cual el país debe avanzar cada día más.
Este I Simposio fue de suma importancia, ya que más de 30 ponencias de igual número de entidades remitieron no solo a experiencias puntuales de preeminencia, sino a la crucial misión de controlar y exigir por las regulaciones o normativas dispuestas.
El país está trabajando con ahínco en el elemento preventivo, y en tal propósito este cruce de intercambios fue muy necesario.