HOLGUÍN.— Como una elocuente muestra de que el huracán Ike no se pudo llevar consigo la solidaridad entre los cubanos, más de 80 carpinteros holguineros se encuentran colaborando en la recuperación de instalaciones de la agricultura tabacalera en Pinar del Río.
Antes de partir, en la Plaza de la Revolución Mayor General Calixto García Iñiguez se despidieron del terruño y de sus familiares —«por el tiempo que fuese necesario» y en los lugares más necesitados de reactivación en este importante rubro de la economía nacional—, y depositaron una ofrenda floral ante el mausoleo donde son custodiados los restos del prócer mambí.
Aunque la tropa es portadora de una bandera, la cual les reconoce como Destacamento de Carpinteros, en esencia estos campesinos pertenecen a disímiles estructuras de la Asociación Nacional del Agricultores Pequeños (ANAP) en los 14 municipios de aquí.
Al dirigirse a los movilizados, Porfirio Suárez Cisneros, integrante del Buró Provincial del Partido, destacó la calidad humana demostrada por algunos de ellos, quienes dieron el paso al frente pese a haber sufrido, incluso, afectaciones en sus viviendas, como consecuencia del último de los meteoros que asoló el país.
Padre e hijoAlberto Áreas, de 50 años de edad, y su hijo Bárbaro, de 21, cuentan que «amarraron» algunas de las preocupaciones fundamentales que tenían con sus respectivas familias, y se decidieron a partir hacia el otro extremo del archipiélago. Ambos trabajan en la cooperativa Atanagildo Cajigal, del municipio de Holguín.
«Cuba es una sola», explica el joven Alberto como su razón primordial, mientras su padre agrega: «Nos vamos confiados. En verdad ellos no quedan solos; pero cómo no ayudar a los pinareños, si a nosotros los holguineros nos han dado la mano los habaneros, los espirituanos y los granmenses», sentencia.
Qué tamaña humildad y patriotismo también el de Santiago Matos, campesino de la CPA Niceto Pérez, en Sagua de Tánamo, a quien su vivienda le quedó bastante maltrecha tras el paso del destructor Ike, pero también integra filas en esta avanzada.
«Algunos de mis compañeros de la cooperativa se ocuparán de la casa y de mi familia. Cuando regrese me incorporo con ellos. Pero nunca he podido decir que no, cuando la que nos llama al deber es la Revolución», expresó este campesino, integrante del Cuerpo de Vigilancia y Protección de la referida entidad agrícola.