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Sencillamente es una afrenta a cada ser humano. Recién ha concluido la Cumbre de la FAO sobre la crisis alimentaria, donde los horrores de la hambruna fueron expuestos, sin que al final se tomara ningún acuerdo sustancial para erradicar el flagelo. Sin embargo, una revelación contribuye a exacerbar más aún la indignación de todo hombre y mujer honesto de este planeta: los gastos militares globales en la última década se incrementaron 45 por ciento.
El SIPRI (Instituto Internacional de Investigaciones de la Paz de Estocolmo) hizo el anuncio el lunes, subrayando que casi la mitad de ese gasto lo pone Estados Unidos.
Durante el pasado año ese aumento fue del seis por ciento, prácticamente el 2,5 por ciento del Producto Interno Bruto mundial. Son tan precisos los datos conocidos en la capital sueca, que es imposible hacerse el sueco ante tamaña irreflexión humana: por cada uno de los 6 600 millones de habitantes del planeta se despilfarran 202 dólares.
Los otros grandes gastadores en la lista, aunque individualmente bien lejos del presupuesto estadounidense, son Gran Bretaña, China, Francia y Japón, con entre el cuatro y el cinco por ciento de los costos militares individualmente.
Jayantha Dhanapala, quien estuviera a cargo de los asuntos del desarme en las Naciones Unidas y es miembro del SIPRI, calificó esos acrecentamientos de «excesivos y obscenos», dos adjetivos con los que debemos estar de acuerdo.
Entre las noticias de las últimas semanas, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) advertía que necesitaba fondos urgentes para alimentar a 73 millones de personas y afrontar la hambruna que ya ha generado disturbios en 37 países; mientras que la ONU, en una reunión de sus 27 agencias, programas y organizaciones, le dijo a la comunidad internacional que debía donar 2 500 millones de dólares también de forma «urgente».
¿Qué son 2 500 millones de dólares? Si fueran solo para usted necesitaría de varias vidas para gastarlos, podría repartir entre familiares y amigos, hasta convertirse en un gran benefactor reconocido por la humanidad. El PMA y la FAO aseguran que con ellos pondrían en marcha acciones para frenar la hambruna, al decir de Germán Rojas, portavoz de la FAO en España, citado por CanalSolidario.org.
De hecho solo resultaría un paliativo para necesidades extremas y no la solución permanente del problema, que tampoco fue acordada en la reunión de Roma, porque algunos —sobre todo los más poderosos— cerraron ojos y oídos para que no se determinaran las causas ni las medidas estructurales, y evitar por siempre que los 854 millones de personas que padecen hambruna salgan de esa situación.
¿Y sabe usted qué hace Estados Unidos con 2 500 millones de dólares? Los gasta cada cuatro días en la guerra contra Iraq. Las informaciones sobre los anuncios de SIPRI dicen que como resultado del incremento de las sumas dedicadas al militarismo, las cien mayores compañías productoras de armas del mundo obtuvieron 315 000 millones de dólares en ventas en 2006 —63 de ellas están basadas en Estados Unidos y Europa Occidental y ganaron 292 300 millones de dólares.
He ahí el compendio de la impudicia y la sordidez.