Este Primero de Mayo será una nueva oportunidad para que los trabajadores del mundo se unan en una nueva jornada de lucha y resistencia, que simbolice su unidad orgánica, la solidaridad y el anhelo de los oprimidos, frente a las políticas de explotación que precarizan las condiciones de vida de los pueblos. Enarbolando la histórica consigna «Proletarios del mundo, uníos», los trabajadores, sindicatos, movimientos sociales, fuerzas populares y progresistas alzarán sus voces para denunciar un sistema que privilegia al capital sobre los derechos humanos.
En un contexto mundial marcado por la crisis global, la clase trabajadora enfrenta despidos masivos, condiciones precarias, bajos salarios y privatizaciones de servicios esenciales como la salud, la educación entre otros, como consecuencia de los ajustes que las elites promueven a los fines de maximizar sus ganancias. Desde el viejo continente, Norteamérica, América Latina y el Caribe, las calles, plazas y lugares emblemáticos serán testigo de movilizaciones históricas como aquella del Primero de mayo de 1886 en Chicago, renovando sus banderas de luchas.
Con la certeza como premisa, en esta nueva conmemoración, el proletariado mundial forjará una nueva demostración de que no está dispuesta a conceder ni un tantico así al capitalismo salvaje impulsado por gobiernos al servicio de las elites que intensifica a diario su ofensiva contra el pueblo trabajador.
Cuba, fiel a su tradición revolucionaria de resistencia, conmemora esta fecha con profundo significado histórico que marca dos hitos importantes de esta efeméride, ya en 1890, los trabajadores cubanos fueron pioneros en celebrar el Día Internacional de los Trabajadores al acatar la convocatoria de la II Internacional movilizándose para exigir la reducción legal de la jornada de ocho horas de trabajo, demostrando su internacionalismo proletario y su antimperialismo. Un siglo después, en el año 2000, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, pronunció su histórico concepto de Revolución, un llamado a la acción permanente contra el imperialismo y a la unidad del proletariado mundial: «Revolución es sentido del momento histórico; es cambiar todo lo que debe ser cambiado; Revolución es unidad, es independencia, es luchar por nuestros sueños de justicia para Cuba y para el mundo».
Este principio es guía fundamental para los trabajadores cubanos que hoy enfrentan las afectaciones producidas por la aplicación del criminal bloqueo económico más cruento y largo de la historia, como también la injusta inclusión en la espuria lista de países «promotores del terrorismo», mentirosa excusa para la justificación del gobierno norteamericano de perpetrar el estrangulamiento económico contra el aguerrido pueblo de Martí y Fidel. A pesar de toda la agresión sistemática de máxima presión contra la revolución cubana, su pueblo se consagra con firmeza para mantener la vanguardia, no solo por sus derechos, si no por los de todos los explotados del mundo.
Cuba seguirá siendo siempre la plaza donde el movimiento obrero internacional asuma su deber histórico de garantizar la unidad en una sola columna combativa para batallar contra la ofensiva neoliberal del sistema depredador que acelera la crisis civilizatoria, el colapso ecológico y la miseria social, a los fines de garantizar las ganancias de una minoría parasitaria.
Frente a este escenario, punto de inflexión de la batalla ideológica, el proletariado mundial no se deja intimidar ni se agota en su permanente lucha y denuncia contra el imperialismo, principal benefactor del sionismo genocida que masacra al pueblo palestino, que resiste heroicamente a la ocupación de Gaza; la voluntad de las clases dirigentes europeas y norteamericanas de prolongar y generalizar la guerra contra Rusia desviando recursos de los gastos sociales a los militares y acercando al mundo a un holocausto nuclear; la promoción del fascismo globalmente en su intensión de dividir a los trabajadores, las guerras arancelarias y de saqueo de los recursos naturales, la política de bloqueo, medidas y sanciones ilegales a los fines de someter a los pueblos y mantener de esta manera su dominio.
Ante ello, la respuesta del proletariado debe ser la unidad y la organización de la lucha, la solidaridad de clase sin fronteras, la movilización permanente contra las intervenciones militares y apoyo activo a la resistencia anticolonial para ponerle un freno a la barbarie capitalista.
Nuevamente, este Primero de mayo, la unidad combativa de los trabajadores, de los campesinos, los pueblos originarios, las mujeres y las juventudes rebeldes, entre otros, reafirmarán su firme convicción de construir un mundo sin explotados, creando el poder popular y orgullosos de salvaguardar las históricas conquistas por un mundo mejor.
¡Proletarios del mundo, uníos!
*Yhonny García Calles es Coordinador General del Movimiento Nacional de Amistad y Solidaridad mutua Venezuela-Cuba