Acuse de recibo
En esta última entrega de 2021 les deseo a nuestros lectores salud y superiores empeños en 2022, además de agradecerles las muestras de acompañamiento y apoyo a esta columna. No quisiera concluir con historias como la de la doctora Aleanet Mulet Macía, desde calle Moncada final, sin número, en Alto Songo, Songo-La Maya, provincia de Santiago de Cuba. Pero esa es la realidad que ella y otros vecinos sufren.
Cuenta que al comenzar 2021 en ese poblado arrancó una obra de reparación en la red de acueducto, con presupuesto estatal asignado, teniendo en cuenta los salideros en las calles y los problemas con el suministro de agua a las viviendas por los carros pipa.
Alto Songo, dice, durante años se abastecía de un pozo en el pueblo de Platanillo, mediante pipas, el cual lleva años fuera de servicio, y las pipas deben ir hasta La Maya para abastecerse. Luego repartir por orden de prioridad, de acuerdo con los reportes de los pobladores en el departamento de Atención a la Población en Acueducto, a las viviendas que no están conectadas a la red pública.
Para resolver el asunto, se rompió la Carretera Central y vías aledañas, para cambiar todo el sistema de tuberías, que no estaba dañado del todo. A la gran mayoría de las casas llegaba agua por esa vía, pero se malgastaba en algunas calles por salideros.
«Luego de ese trabajo quedó afectada la vialidad hasta la fecha, dice, y sin solución a los pobladores, que nunca tuvimos acceso al agua por la red. Resultado: inversión de una suma de dinero del Presupuesto que no surtió el efecto. En plena pandemia, y ante tanta escasez de agua, los vecinos comenzaron a elevar sus quejas sin obtener respuestas convincentes.
«En Moncada final, donde resido hace 24 años, hasta donde comienza la calle llegó la obra, y quedó reportada como culminada al Gobierno provincial. Los vecinos llevamos años planteando en las rendiciones de cuenta del delegado lo del abasto de agua a las viviendas. Años viendo delegados y funcionarios que concluyen su mandato y otros que se eligen para comenzar las obras, y sin respuestas al respecto».
Hace 15 años buscan alternativas convocando trabajos voluntarios los fines de semana para llevar una tubería por debajo de la tierra e instalarse a la red. La tubería fue conseguida por ellos, pues la respuesta en la asamblea de rendición de cuenta y de Acueducto del municipio fue que no tenían. Conseguida la tubería y colocada por los vecinos, Acueducto nunca pudo mandar a sus trabajadores para conectar las viviendas. Ellos siguen esperando.
Hace un mes, un vecino pidió a Acueducto que se autorice a realizar una labor comunitaria por los salideros y el derrame que hay en zonas cercanas, mientras otros no tienen una gota de agua. Se autorizó. Los pobladores sellaron los salideros, se instalaron a la red, en espera de cuando se bombeara agua les llegara. Y llegó una queja de los vecinos del barrio Los Maceo y la calle Los Libertadores, que quedaron afectados tras la labor realizada, algo que nadie corroboró.
«Los que en este barrio residimos mensualmente tenemos dos opciones: reportar a Acueducto que envíe la pipa, y la gran mayoría de las veces no llega. O comprar pipas de agua a precio de mercado negro. La gran mayoría de los afectados somos profesionales de años de trabajo con el Estado. Algunos dirigen entidades y laboran fuera de la localidad, imposibilitados de hacer gestiones cuando llegan a sus hogares. Otros son personas mayores.
«La situación se ha vuelto crítica por lo extremadamente difícil que es abastecer tantas viviendas por la falta de combustible del país. Somos capaces de entenderlo, pero a ello se suma lo que cuesta una pipa de agua: unos 400 CUP. Imposible de sostener con el alto costo de la vida. ¿Cuántos años más tenemos que seguir planteando lo mismo en las rendiciones de cuenta y emitiendo quejas a Acueducto sin solución al problema? ¿Cuántos años más tenemos que seguir comprando pipas de agua a precio de mercado negro? Solo solicitamos ser conectados a la red de Acueducto», concluye.