Este sábado, el Estadio de La Cartuja, en España, será escenario de la tercera final de la Copa del Rey del siglo XXI entre Barcelona y Real Madrid, un clásico que combina historia y rivalidad. El partido no solo representará la disputa de un trofeo, sino también una batalla entre dos colosos del deporte mundial e identidades futbolísticas que han marcado épocas gloriosas para la nación ibérica.
Los merengues, con su ADN ganador, llegan con la necesidad de redimirse tras la eliminación en Champions y en medio de la pelea por el primer lugar de la Liga, a solo cinco fechas de la definición. Los blancos buscan ampliar su historia en Copa, donde han levantado el trofeo en 20 ocasiones, pero llegan con bajas sensibles, muy poco fútbol y afectados por su derrota ante el Arsenal en Europa.
Mientras, el Barcelona, si bien acusa el cansancio de una extensa campaña, se ha consolidado bajo la dirección de Hansi Flick como uno de los mejores equipos del mundo. Con una sola derrota en lo que va de año, los blaugranas avanzan camino al triplete: líderes de la Liga española, finalistas de la Copa del Rey y en semis de la UEFA Champions League. Su ataque, liderado por «el chico de oro» Lamine Yamal y el brasileño Raphinha, ha sido el más fuerte del viejo continente con 152 goles.
Históricamente, los siete enfrentamientos en finales de copa entre ambos clubes han dejado momentos icónicos. Desde la famosa parada del arquero blanco Ricardo Zamora en su último partido en el fútbol español, en 1936, que dio el triunfo a los suyos, hasta la ocasión en que el «Dream Team» catalán venció a la «Quinta del Buitre» madridista en 1990. Y, en fechas más recientes, el cabezazo de Cristiano Ronaldo en 2011 ante el «Super Barça» de Guardiola y Messi, o la mítica carrera de Gareth Bale por la banda que finalizó en el gol de la victoria para el Madrid en 2014.
El Barcelona es el máximo ganador del torneo con 31 títulos, aunque los Clásicos de finales coperas favorecen a los blancos con cuatro victorias (1936, 1974, 2011 y 2014) frente a tres de los blaugranas (1968, 1983 y 1990). La final puede definir el camino al éxito o al fracaso de la temporada para los dos equipos. Si gana el Barça no solo se llevaría uno de los títulos en disputa, sino que dejaría tocados a los merengues para el cierre de la Liga. Pero de vencer el Madrid, podría recuperar confianza y mantener vivo el pulso en la competencia doméstica.